El Gobierno nacional atraviesa horas críticas tras la contundente derrota sufrida en la provincia de Buenos Aires, donde La Libertad Avanza (LLA) perdió por 13 puntos y quedó en evidencia la complejidad de gobernar con una interna que no logra disimularse. En respuesta al golpe electoral, la Casa Rosada avanzó en la formalización de dos mesas políticas, en un intento de ordenar la gestión y mostrar una imagen unificada ante la sociedad y la dirigencia política.
El lunes, el vocero presidencial Manuel Adorni anticipó la creación de estos espacios, que finalmente se pusieron en marcha con la participación de figuras clave del oficialismo. Entre los presentes estuvieron el presidente Javier Milei, su hermana Karina Milei, la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, el asesor Santiago Caputo, el jefe de Gabinete Guillermo Francos y Martín Menem, uno de los dirigentes más cuestionados dentro de la propia coalición.
La institucionalización de la mesa política nacional no logró apaciguar las diferencias internas. El sector más cercano a Caputo exige la salida de Eduardo “Lule” Menem, brazo derecho de Karina Milei y principal armador del partido a nivel federal, especialmente tras las denuncias de corrupción que salpican a la Agencia de Discapacidad. A pesar de las presiones, Karina Milei mantuvo a su colaborador en su puesto.
El clima tenso se percibió incluso en la foto institucional difundida tras la reunión: los referentes de Karina de un lado, y Bullrich, Francos y Caputo del otro, en un retrato sin sonrisas que reflejó más una tregua forzada que una verdadera unidad. Milei, por su parte, suspendió un viaje a España previsto para los próximos días y se abocó de lleno a la gestión de la crisis interna y la relación con los gobernadores.
En paralelo, el Gobierno anunció la conformación de una mesa federal para dialogar con las provincias, pero la convocatoria tuvo un tibio recibimiento: varios mandatarios que hasta hace poco eran aliados rechazaron la invitación. En el horizonte inmediato, el Presidente debe definir si vetará una ley impulsada por los gobernadores para repartir fondos discrecionales (ATN) a las provincias, así como otras iniciativas que buscan incrementar el presupuesto universitario y del hospital Garrahan. Desde el entorno presidencial, la consigna es clara: no hay margen fiscal, y la respuesta será el veto y la judicialización de la emergencia en discapacidad.
En medio de la agitación política, el Ejecutivo buscó mostrarse firme en materia económica. Un comunicado oficial ratificó el camino elegido y apuntó contra la oposición, empresarios y medios, a quienes volvió a agrupar bajo el rótulo de “la casta” que resiste los cambios de LLA. El texto defendió la política actual como “el único camino posible” y prometió enfrentar cualquier intento de frenar las reformas.
En el plano financiero, el Gobierno logró cierto alivio: aunque el riesgo país se incrementó y las acciones locales sufrieron una caída tras la elección, la presión sobre el dólar se mantuvo estable y hubo una recuperación parcial en los mercados. El ministro de Economía, Luis Caputo, celebró junto a Milei el respaldo del Fondo Monetario Internacional, una señal que buscó transmitir confianza ante la incertidumbre.
Mientras tanto, en la provincia de Buenos Aires, la otra mesa política reunió a referentes de todos los sectores de la coalición, incluyendo a Sebastián Pareja, presidente del partido libertario bonaerense y uno de los principales señalados por la derrota. Pareja fue respaldado por Karina Milei, pero recibió críticas de los sectores alineados con Caputo y de influencers digitales por la estrategia electoral y la inclusión de figuras con pasado en el peronismo.
La reunión bonaerense incluyó a dirigentes del PRO como Cristian Ritondo, Diego Santilli y Guillermo Montenegro, quienes habían reclamado mayor coordinación en el trabajo conjunto. Esta vez, se retiraron con la promesa de una nueva estrategia electoral, en la que el propio Caputo tomaría un rol central. El oficialismo apuesta ahora a centrar el debate en la inseguridad, un tema que consideran clave para revertir la tendencia en los próximos comicios nacionales.
De cara al futuro, el Gobierno enfrenta el desafío de sostener la unidad interna y recomponer la relación con los actores políticos y sociales, en un escenario marcado por la incertidumbre y las disputas de poder tras la derrota en el principal distrito electoral del país.