El inicio de octubre trajo consigo nuevas dificultades para el Gobierno en plena cuenta regresiva hacia las elecciones clave que definirán el rumbo político de la administración de Javier Milei. A la reciente inestabilidad en los mercados se sumó un escándalo que involucra a José Luis Espert, diputado nacional y figura central de la lista oficialista, por presuntos lazos con un empresario vinculado al narcotráfico. Este hecho complica tanto al economista como a la estrategia de los libertarios, que buscan revertir la dura derrota sufrida en la provincia de Buenos Aires el pasado 7 de septiembre.

Las repercusiones del caso impactan no solo en Espert, sino en toda la alianza gobernante, incluyendo al PRO, partido que había retomado el diálogo con Milei a través de Mauricio Macri. Sin embargo, la mayor alarma la encendió Patricia Bullrich, ministra de Seguridad y candidata a senadora en la Ciudad de Buenos Aires, quien salió públicamente a pedirle explicaciones a Espert sobre su presunta relación con Fred Machado, el empresario investigado.

Bullrich, con vasta experiencia electoral, se mostró implacable y exigió una aclaración, tanto en la mesa política oficialista donde participó el propio Milei, como en declaraciones públicas. La ministra planteó que al diputado se le debía dar la oportunidad de desmentir o explicar cualquier posible aporte irregular recibido de Machado. Sin embargo, la posterior respuesta de Espert en una entrevista televisiva no logró despejar las dudas ni calmar la inquietud en el oficialismo.

Las diferencias entre Bullrich y Espert no son nuevas y se remontan a la campaña presidencial de 2023. En aquel entonces, Espert apoyó inicialmente la candidatura de Horacio Rodríguez Larreta en la interna que finalmente ganó Bullrich. Este antecedente dejó huellas y desconfianza en la ministra, quien considera que Espert no es una figura confiable, según sostienen también varios de sus excolaboradores.

La preocupación de Bullrich no es menor: teme que el escándalo termine afectando su propia campaña en la Ciudad, donde parte como favorita para obtener una banca en el Senado. El eventual salto al Congreso implicaría dejar su función en el Ejecutivo, una gestión que goza de alta valoración. Ante este escenario, Bullrich parece buscar mayor autonomía respecto a la agenda del Gobierno y apuesta a trazar su propio camino electoral, incluso dialogando de manera reservada con Mauricio Macri para lograr una foto conjunta en campaña, aunque ese encuentro aún no cuenta con consenso dentro de su espacio.

El acercamiento entre Macri y la administración Milei también fue noticia reciente. Tras el viaje presidencial a Estados Unidos, ambos líderes se encontraron en Olivos junto al jefe de Gabinete, Guillermo Francos. Macri, que no veía a Milei desde hacía un año, blanqueó el encuentro con un mensaje en redes sociales, destacando la importancia de decirle la verdad al presidente sobre la situación del país. No obstante, el exmandatario dejó en claro que persisten diferencias sobre el rumbo de la gestión y, según su entorno, no tiene previsto respaldar sistemáticamente al Gobierno.

En el Congreso, el PRO ha optado por una postura prescindente ante el pedido de remoción de Espert de la Comisión de Presupuesto. Dirigentes como Silvia Lospennato y María Eugenia Vidal, alineadas con Macri, mantienen una visión crítica del Gobierno y ponen distancia respecto a la alianza con los libertarios. «Que se hagan cargo quienes promovieron el acuerdo con Milei», es el comentario que circula entre quienes nunca apoyaron la sociedad electoral con el oficialismo actual.

En definitiva, la campaña se ve sacudida no solo por denuncias de corrupción sino por movimientos internos, reproches cruzados y la búsqueda de nuevos equilibrios entre las principales figuras del oficialismo y la oposición. A menos de un mes de las elecciones, la incertidumbre política se profundiza y deja en evidencia la fragilidad de las alianzas construidas a contrarreloj.