La ciudad de La Plata vivió una de sus noches futboleras más intensas y emotivas, aunque el resultado final no fue el esperado para los locales. Estudiantes quedó eliminado de la Copa Libertadores a manos del poderoso Flamengo, tras una definición por penales en la que Agustín Rossi se erigió como la gran figura. Lejos de la desilusión, la gente en el estadio UNO despidió a sus jugadores con una ovación, reconociendo el esfuerzo y la entrega de un equipo que estuvo a un paso de la hazaña.
El conjunto dirigido por Eduardo Domínguez salió a la cancha con un planteo claro: resistir la ofensiva brasileña y buscar el desequilibrio con ataques directos y veloces. Aprendida la dura lección del partido de ida, donde Flamengo golpeó fuerte en los primeros minutos, el Pincha jugó con máxima concentración. El mediocampo, liderado por Santiago Ascacíbar, cortó los circuitos creativos del rival y la defensa se mantuvo sólida, con una línea de tres centrales que recibió apoyo constante de Román Gómez y Santiago Arzamendia, quienes se sumaban al ataque cuando las circunstancias lo permitían.
El partido fue vibrante y disputado. El Mengao, con la jerarquía habitual de sus figuras, generó situaciones de peligro gracias a la creatividad de Saúl Ñíguez y la potencia ofensiva de Pedro. Facundo Rodríguez se lució con una salvada sobre la línea y el palo salvó a Estudiantes en un remate de larga distancia. Sin embargo, la apertura del marcador llegó a favor de los locales en el tiempo de descuento de la primera mitad. Gastón Benedetti, sorprendiendo por el segundo palo, definió con potencia para vencer a Rossi, que pudo haber hecho algo más para evitar el gol.
En el complemento, la intensidad no bajó. Estudiantes mantuvo el ritmo y por momentos acorraló a Flamengo. Benedetti volvió a anotar, pero el tanto fue correctamente anulado tras la revisión del VAR. Edwin Cetré, quien ingresó en la segunda parte, tuvo una oportunidad clara para sentenciar la serie, pero no logró concretar. El desgaste físico fue notorio: los jugadores locales terminaron acalambrados, símbolo del esfuerzo realizado.
La definición llegó desde los doce pasos. En ese momento, el estadio era una verdadera caldera, con el público empujando y soñando con la clasificación. Sin embargo, apareció la figura de Agustín Rossi, quien detuvo los remates de Benedetti y Ascacíbar, mientras que Fernando Muslera, arquero de Estudiantes, no pudo igualar la actuación de su colega. Así, el Pincha se quedó sin el premio mayor y Flamengo se metió en las semifinales del torneo continental.
Pese a la eliminación, la reacción del público fue ejemplar. No hubo reproches ni muestras de descontento; por el contrario, el reconocimiento fue unánime para un equipo que supo representar los valores y la historia del club platense. La bronca quedó, sobre todo porque la hazaña estuvo al alcance de la mano, pero predominó el orgullo y la satisfacción por la entrega colectiva.
Ahora, Flamengo será rival de Racing en la próxima instancia de la Copa Libertadores. El primer duelo se jugará en el mítico Maracaná a fines de octubre, y la revancha una semana después en Avellaneda. Para Estudiantes, queda la certeza de haber estado a la altura de las circunstancias y el reconocimiento de una hinchada que sabe valorar el esfuerzo, aún en la derrota.