Stefano Di Carlo, de 36 años, formalizó su candidatura a la presidencia de River Plate, aspirando a convertirse en el mandatario más joven de la historia del club. El lanzamiento se realizó en el hotel Sheraton, acompañado por figuras de peso como el actual presidente, Jorge Brito, y el expresidente Rodolfo D’Onofrio. De resultar electo el próximo 1 de noviembre, Di Carlo llevaría adelante una saga familiar que se remonta a varias generaciones ligadas a la conducción de la institución millonaria.
El apellido Di Carlo ya forma parte del ADN riverplatense. Ángel Di Carlo fue secretario durante la presidencia de Antonio Vespucio Liberti, mientras que Osvaldo “Titi” Di Carlo, abuelo de Stefano, ocupó la vicepresidencia, presidió el Consejo de Fútbol y en 1989 fue presidente del club. Ahora, el joven dirigente se prepara para tomar la posta en una familia marcada por el sentido de pertenencia y la gestión en River.
El evento de lanzamiento no solo puso en escena a los referentes de la actual conducción, sino que sirvió para dejar en claro la intención de dar continuidad a un proceso iniciado hace doce años, cuando Rodolfo D’Onofrio asumió la presidencia a fines de 2013 bajo el lema “un proyecto, un equipo, un presidente”. Este eslogan, que ahora reaparece en la campaña de Di Carlo, reflejó el deseo de construir un rumbo definido y sostenido en el tiempo, algo que, según los protagonistas, escasea en el contexto argentino.
Di Carlo, quien estudió en el Instituto River y se crió entre los pasillos del club, centró su mensaje en la idea de legado y construcción colectiva. “Hoy ese eslogan es una realidad”, enfatizó, al repasar los logros institucionales y deportivos alcanzados durante los últimos tres mandatos, primero con D’Onofrio y luego con Brito. Subrayó la importancia de la gestión previsible y coherente, destacando que el club logró consolidar un modelo de proyecto duradero y previsible, atributos poco frecuentes en la dirigencia argentina.
En su discurso, Di Carlo agradeció a quienes lo precedieron y resaltó el esfuerzo y generosidad puestos al servicio del club. Manifestó su orgullo por ser parte de una continuidad que, de prosperar, podría llevar a 16 años de gestión bajo una misma línea de conducción. “No solo estamos continuando doce años de administración transformadora, sino también una mirada y un proyecto que tiene 124 años”, destacó el candidato, evocando la historia familiar y el arraigo riverplatense desde principios del siglo XX, cuando su bisabuelo se sumó a la vida del club.
Si bien evitó adelantar detalles finos de su plataforma, Di Carlo remarcó que su gestión se enfocarían en tres ejes principales: el fútbol, con la Copa Libertadores como máxima meta deportiva; la infraestructura, evaluando nuevas ampliaciones del estadio Monumental; y la proyección global de la marca River. Además, enfatizó la necesidad de mantener una gestión cercana a los socios y a la comunidad riverplatense.
Junto a Di Carlo, la fórmula oficialista se completa con Andrés Ballota, Ignacio Villarroel y Mariano Taratuty como vicepresidentes. Así, el oficialismo buscará retener la conducción del club en una elección clave.
Durante la presentación, Jorge Brito hizo un repaso del difícil punto de partida de la gestión iniciada en 2013, señalando el esfuerzo realizado para sacar a River de una etapa crítica. «Es emocionante lo que hemos hecho estos doce años con Rodolfo y Stefano. Agarramos un club que estaba en las ruinas e hicimos un gran esfuerzo para ponerlo donde está», aseguró Brito, quien también expresó su confianza en el liderazgo de Di Carlo.
Por su parte, Rodolfo D’Onofrio resaltó el presente del club y se mostró convencido del futuro rol de Di Carlo: «Logramos que River volviera a ser River» y aseguró que el club atraviesa su mejor momento. Dirigiéndose al candidato, afirmó: “Estoy seguro de que vas a ser un gran presidente”.
El próximo 1 de noviembre, los socios de River decidirán si el apellido Di Carlo vuelve a ocupar el lugar más alto de la institución y si el proyecto de gestión que marcó los últimos doce años continúa su rumbo, con una nueva generación al mando.