El Presidente Javier Milei arrancó el martes con una extensa entrevista televisiva en América 24, acompañado discretamente por la diputada Lilia Lemoine y su habitual equipo de seguridad. La charla con Antonio Laje se extendió más de lo previsto, lo que provocó que Milei llegara retrasado a la Casa Rosada, donde lo aguardaba la mesa política del oficialismo, convocada por Karina Milei.
En el núcleo de la discusión estuvo la situación de José Luis Espert, candidato a diputado nacional en la provincia de Buenos Aires por La Libertad Avanza. Recientes denuncias lo señalan por haber utilizado durante la campaña de 2019 aviones y vehículos de Federico «Fred» Machado, actualmente detenido en Argentina y bajo investigación en Estados Unidos por narcotráfico. El caso volvió a ocupar el centro de la agenda política luego de que el dirigente social Juan Grabois revelara que un fideicomiso de Machado transfirió 200.000 dólares a Espert en 2020.
Frente a estos hechos, Milei mantuvo la postura que ya había manifestado en televisión: desestimó las acusaciones y sugirió que no se diera importancia a lo que consideró «operaciones» políticas. Sin embargo, Patricia Bullrich, ministra de Seguridad y referente clave del oficialismo, no compartió esa visión. Al día siguiente, tomó distancia pública y exigió a Espert que brindara explicaciones inmediatas y claras sobre las sospechas que lo vinculan con Machado.
La reacción de Bullrich reveló la incomodidad creciente en el oficialismo respecto a un escándalo que combina política y narcotráfico, y que amenaza con deteriorar la imagen del espacio en el electorado porteño, clave para las próximas elecciones del 26 de octubre. Su pedido directo a Espert para que enfrente a la prensa fue interpretado como un intento de marcar diferencias y evitar que el escándalo la salpique en plena campaña.
La figura de Espert, lejos de consolidar consensos, parece generar rechazo incluso puertas adentro del oficialismo. Tanto en los equipos de Karina Milei como en los de Santiago Caputo, principal estratega electoral, se reconoce que su inclusión al tope de la boleta bonaerense fue una decisión personal de Milei. La distancia se hace evidente también entre los diputados de La Libertad Avanza, quienes, en la Comisión de Presupuesto, evitaron salir en defensa de Espert frente a los cuestionamientos de sus pares kirchneristas.
El escándalo ha paralizado la campaña oficialista, ya de por sí golpeada por conflictos internos. En la noche del miércoles, Espert volvió a aparecer en América 24 y fue consultado de manera directa sobre si había recibido o no la transferencia de Machado. Lejos de dar una respuesta categórica, esquivó la pregunta reiteradamente, lo que agravó aún más las dudas. Su evasión fue notoria y alimentó la incertidumbre sobre cuánto tiempo más podrá sostenerse esta estrategia de silencio.
El caso Espert pone en evidencia las dificultades del oficialismo para blindarse ante denuncias graves y muestra cómo las diferencias internas pueden salir a la luz en los momentos más críticos. Con la campaña en pausa y la presión mediática en aumento, la respuesta de Espert y la actitud del gobierno frente a este caso serán cruciales para el futuro inmediato de La Libertad Avanza.


