China puso en marcha una regulación que cambia las reglas del juego para las empresas que quieren vender al exterior, incluida Argentina. A partir de esta semana, solo las compañías chinas que posean una licencia de exportación podrán despachar productos fuera del país. La medida, que busca fortalecer el control y la transparencia en el comercio internacional, podría tener un impacto inmediato en la cadena de importaciones argentinas, pero también plantea oportunidades a largo plazo.
La disposición fue oficializada bajo la regulación 17/2025 de la Administración Estatal de Impuestos (STA). El objetivo es claro: China busca un mayor control sobre su comercio exterior y la trazabilidad fiscal de quienes exportan. Hasta ahora, era habitual que negocios chinos sin autorización directa usaran licencias de terceros para exportar, una práctica extendida que facilitaba las operaciones, pero que ahora quedará en el pasado.
Para los empresarios argentinos, el cambio implica un nuevo escenario. Según Marisa Bircher, exsecretaria de Comercio Exterior, la medida «puede encarecer y hacer menos ágil el acceso a insumos y bienes intermedios». La industria local depende cada vez más de piezas y repuestos asiáticos, que muchas veces llegan en cantidades chicas y a bajo costo. Desde ahora, quienes importen desde China deberán buscar proveedores con licencia propia, dejando de lado la posibilidad de operar con pequeños fabricantes a través de intermediarios informales. «Será necesario negociar directamente con exportadores registrados por la STA», advirtió Bircher, y eso obliga a reconfigurar relaciones y plazos comerciales.
El impacto es relevante si se considera el volumen de comercio bilateral. En agosto, las exportaciones chinas a Argentina sumaron 1.523 millones de dólares, un 71,2% más que el año anterior, y el acumulado anual ya roza los 11.275 millones, lo que representa casi una cuarta parte de todas las importaciones argentinas.
La consultora Jidoka fue tajante al analizar la medida: «Aproximadamente la mitad de las empresas chinas que venden a Argentina no son exportadoras directas». Gabriel Salomón, director comercial de la firma, explicó que muchos envíos se realizaban con licencias prestadas, especialmente en sectores como automóviles, teléfonos y motocicletas, donde la competencia por precio era feroz y muchos fabricantes no contaban con licencia propia. «Ahora, esa práctica queda totalmente prohibida», aseguró.
El riesgo para los importadores argentinos es concreto: pagar anticipos a proveedores que no tengan licencia válida puede significar perder la inversión, ya que la mercadería no podrá salir de China. Jorge Berciano, fundador de Unexar, indicó que los más afectados serán los importadores de bienes de cambio —alrededor del 21% del total importado desde China—, porque suelen comprar a mayoristas y distribuidores, no directamente a los fabricantes. Sin embargo, aclaró que este impacto será transitorio y afectará solo a una minoría, ya que la mayoría de las operaciones involucran pagos anticipados y muchas mercaderías ya están en viaje hacia Argentina.
Para el grueso de las importaciones, que corresponde a bienes industriales, materias primas e insumos exportados por fabricantes con licencia, no debería haber mayores inconvenientes. Según Berciano, casi el 80% de lo importado desde China tiene como destino la industria y proviene de empresas formalizadas.
De todas formas, los expertos ven también un lado positivo. Si bien es probable que en el corto plazo se encarezcan los costos y se produzcan demoras, a largo plazo la medida podría favorecer relaciones comerciales más estables y transparentes. «Es una oportunidad para mejorar la trazabilidad y la formalidad de los vínculos con los proveedores chinos», sostuvo Bircher.
Mientras tanto, las pequeñas empresas argentinas que dependían de traders no registrados serán las más perjudicadas. Para el resto, el nuevo escenario exigirá adaptarse: comprobar la licencia de cada proveedor y ajustar los tiempos y modalidades de negociación. La medida, lejos de significar un cierre del mercado, representa un cambio de paradigma en las relaciones comerciales entre Argentina y China, que ahora se moverán bajo reglas más estrictas, pero también más claras.