Hace un año, la actriz Valentina Zenere recibió una llamada que cambiaría su vida: le ofrecieron ser la coprotagonista de En el barro, el spin-off carcelario de El marginal, que se estrena este jueves 14 en Netflix. Para Zenere, de 28 años, no solo significó un nuevo desafío profesional, sino también un regreso a su Argentina natal después de haber vivido en España. Además, inició una relación con Sebastián Ortega, el creador de ambas series.
En una entrevista reciente, Zenere compartió sus expectativas para la próxima década: «Me gustaría seguir haciendo lo que amo. Tengo muchas ganas de hacer cine, así que ojalá en diez años haya hecho, no sé, cinco películas. Y con una familia. Eso me gustaría mucho».
Zenere, conocida por su participación en series como Casi ángeles, Soy Luna, Las chicas del cable y Élite, así como en el filme Nahir, donde tuvo su primer acercamiento al entorno carcelario, ahora se enfrenta al desafío de interpretar a Marina. Este personaje es una joven sin experiencia en el mundo de la prisión que termina en un penal de máxima seguridad. Acompañada por Gladys Guerra, interpretada por Ana Garibaldi, se enfrenta a la dureza del sistema penitenciario y a las reclusas más peligrosas.
«Desde la audición fue un desafío entender a Marina y sumergirme en este contexto de la cárcel, el cual, desde ya, no tiene nada que ver conmigo», confesó Zenere, quien describe a su personaje como alguien desconectado emocionalmente, lo opuesto a su propia personalidad intensa y emocional.
Su relación con Ortega, que comenzó durante el rodaje, también ha sido significativa. «Sebastián está bastante presente en el set, mira muchísimo y yo lo admiro como profesional», comentó Zenere, destacando el apoyo y los consejos que recibió de él. A pesar de la diferencia de edad de 23 años, Zenere afirma que su relación es «muy linda» y que se lleva muy bien con toda la familia Ortega.
En cuanto a su regreso a Buenos Aires, Zenere explicó que es una combinación de motivos personales y profesionales. «Ya tenía ganas hacía tiempo. Me había ido a Madrid con la idea de ‘no creo que vuelva’, pero cuando volví para hacer la película Nahir, algo de Buenos Aires me atrapó», confesó.
Sobre su creciente popularidad, Zenere reconoce el desafío que representa la exposición pública. «Lo más importante es mi núcleo chico: mis amigos, mi familia, mis padres. Esto es un trabajo, después cortás y todo sigue siendo lo mismo que siempre». Para mantenerse equilibrada, la actriz recurre a la terapia y mantiene una rutina sólida, que incluye ejercicio físico y trabajo mental.
El rodaje de En el barro también dejó momentos conmovedores para Zenere, sobre todo por el ambiente de camaradería que se generó entre las actrices. «La unión femenina es algo que me conmueve muchísimo y creo que en este proyecto se va a ver bastante reflejado», aseguró.
Con una carrera que ha crecido paulatinamente, Valentina Zenere espera que En el barro sea un nuevo impulso en su trayectoria profesional, manteniendo siempre los pies en la tierra y rodeada de quienes la apoyan y quieren.