En una noche cargada de emociones y controversias, River Plate se despidió de la Copa Libertadores en cuartos de final tras perder ante Palmeiras en San Pablo. El conjunto dirigido por Marcelo Gallardo llegaba a Brasil con la difícil misión de revertir el favoritismo local, sustentado en la jerarquía individual y colectiva que el equipo brasileño demostró en el partido de ida jugado en el Monumental.
Contra los pronósticos, River logró ponerse en ventaja rápidamente y sostuvo el resultado durante toda la primera mitad. Sin embargo, el inicio del segundo tiempo trajo el empate de Palmeiras gracias a un gol de Vítor Roque, lo que encendió el partido y empujó al equipo argentino a buscar la clasificación. La ilusión se mantuvo viva hasta que una jugada clave, rodeada de polémica, cambió el rumbo del duelo y sentenció la serie a favor del conjunto local.
El episodio determinante llegó tras una distracción en la defensa de River. Vítor Roque aprovechó el desorden y, en un contragolpe, fue derribado en el área por Marcos Acuña, quien cometió un penal que el árbitro Andrés Matonte sancionó sin dudar. El propio Acuña, defensor de la Selección Argentina, fue expulsado por la falta, mientras los jugadores de River, liderados por Enzo Pérez, Franco Armani y el propio Acuña, rodearon al juez protestando vehementemente. Alegaban que el árbitro no había dado la orden para reanudar el juego y cuestionaban el rápido tiro libre que precedió a la jugada.
La tensión creció cuando el VAR intervino para revisar la acción, pero finalmente ratificó la decisión de Matonte. La ejecución del penal, convertida por José Manuel López —también autor del 3-1 definitivo—, selló la suerte de los dirigidos por Gallardo. Tras varios minutos de reclamos, el equipo argentino no pudo revertir el fallo y la desilusión se apoderó del plantel.
La bronca no se disipó con el silbatazo final. Marcelo Gallardo se dirigió al árbitro uruguayo para reprocharle tanto la sanción del penal como la jugada del tiro libre que lo originó. Según el DT, la falta previa fue una mano inexistente de Facundo Colidio y el árbitro no supo controlar la situación, permitiendo que Palmeiras sacara ventaja en medio de la confusión. «Había un jugador de ellos tirado y el árbitro no supo manejar el partido. Cobra una mano que no ve porque quería cobrarla. En esa confusión, le dimos una ventaja al rival. Cuando baja el nivel de atención, se paga caro», analizó Gallardo en conferencia de prensa, reconociendo el error colectivo.
La eliminación resulta especialmente dolorosa para River, que vuelve a tropezar en instancias decisivas ante equipos brasileños jugando como visitante. El historial reciente refleja la dificultad de los de Núñez en tierras brasileñas: apenas 9 triunfos en 53 partidos y seis eliminaciones en 12 cruces directos.
Así, el Millonario se marcha de la Libertadores con la sensación de haber estado cerca, pero de nuevo víctima de errores propios y decisiones arbitrales discutidas. Palmeiras, por su parte, avanza a semifinales reafirmando su fortaleza como local y su condición de candidato al título.