La Copa Libertadores siempre promete emociones fuertes y el duelo de ida entre Vélez y Racing en el estadio José Amalfitani no fue la excepción. El equipo dirigido por Gustavo Costas se llevó un triunfo clave gracias a un gol de Adrián ‘Maravilla’ Martínez al inicio del segundo tiempo, en un partido marcado por la intensidad, las infracciones y una sucesión de jugadas polémicas que mantuvieron en vilo a hinchas y neutrales.
El encuentro, que dejó a la Academia con una valiosa ventaja de cara a la revancha en Avellaneda el próximo martes, se jugó con el nerviosismo característico del fútbol argentino, donde cada pelota se pelea al límite y las protestas ante el árbitro son moneda corriente. El brasileño Wilton Sampaio tuvo una noche agitada, lidiando con nada menos que 22 faltas (5 de Vélez y 17 de Racing), numerosas protestas, simulaciones y hasta reclamos por el uso del VAR.
Fricciones desde el inicio
Apenas transcurridos 45 segundos de juego, el partido ya se había detenido por un forcejeo entre Martínez y Magallán, una muestra de lo que sería la tónica del choque. En los primeros minutos se repitieron los roces: empujones, agarrones y exageraciones de ambos lados, que obligaron a Sampaio a intervenir constantemente. Las fricciones no tardaron en derivar en amonestaciones. Promediando la primera mitad, tanto Maravilla Martínez como Lisandro Magallán vieron la tarjeta amarilla tras varios encontronazos.
La situación se complicó aún más para Vélez cerca del final del primer tiempo. Magallán cometió una falta sobre Nardoni y, tras recibir la segunda amarilla, dejó a su equipo con diez jugadores cuando aún faltaba mucho partido por delante. El público local protestó, pero la sanción pareció ajustada al reglamento, aunque tampoco faltaron las dudas sobre si Nardoni exageró la caída.
Simulaciones y VAR a la orden del día
El encuentro se vio salpicado por simulaciones de ambos equipos, que buscaron sacar ventajas ante la atenta mirada del árbitro y el VAR. Ejemplos sobran: desde un polémico golpe que dejó ensangrentado a Mura, aunque el contacto había sido con un compañero, hasta caídas y pedidos de falta que pocas veces convencieron a Sampaio. La tecnología tampoco logró disipar todas las dudas; en una acción del segundo tiempo, Racing se salvó de una roja luego de que el VAR revisara la jugada y el árbitro decidiera no sancionar ni siquiera con una amarilla tras la exagerada reacción del capitán de Vélez.
El segundo tiempo arrancó con la misma vehemencia. Racing aprovechó la superioridad numérica y a los dos minutos, tras una jugada rápida, Martínez marcó el único gol del partido. Vélez intentó reaccionar, pero la intensidad del juego se mantuvo y las caídas, simulaciones y discusiones siguieron siendo protagonistas. A lo largo del complemento, se vieron desde jugadores revolcándose en el suelo sin aparente motivo, hasta cambios de decisión del árbitro tras consultar el VAR, lo que mantuvo la tensión y el partido en un clima de protesta constante.
Un final abierto y una revancha prometedora
Sobre el cierre, Vélez buscó el empate con centros al área y jugadas al límite, pero Racing supo resistir y cuidar la ventaja. Las polémicas siguieron hasta el final, con disputas en cada balón dividido y varias jugadas en las que los futbolistas, ya cansados, apelaron a todo el repertorio de mañas del fútbol local para buscar esa pequeña diferencia que puede definir una serie tan pareja.
Con este triunfo, Racing viajará a Avellaneda con una luz de ventaja, pero la serie está lejos de estar definida. Si algo quedó claro en el Amalfitani es que la revancha promete ser tan intensa y disputada como el primer capítulo. La Copa Libertadores sigue demostrando que, en el fútbol argentino, nada está dicho hasta el pitazo final.