El presidente argentino Javier Milei se encuentra en el centro de las críticas tras su reciente saludo y fotografía junto a la presidenta de Kosovo, Vjosa Osmani, durante su visita a Nueva York para la Asamblea General de las Naciones Unidas. El gesto, que marcó el primer registro público de un encuentro de este nivel entre mandatarios de ambos países, generó fuerte controversia en el ámbito político y en redes sociales, debido a la histórica posición argentina de no reconocer la independencia kosovar.
Kosovo declaró su independencia en 2008 con el respaldo de potencias occidentales, pero Argentina mantiene desde entonces una postura firme en defensa de la integridad territorial de los Estados, especialmente sensible por el conflicto de soberanía sobre las Islas Malvinas. Para las autoridades argentinas, reconocer a Kosovo equivaldría a debilitar su propio reclamo sobre las islas, ocupadas por el Reino Unido, y sentar un precedente que podría ser usado en foros internacionales en contra de los intereses nacionales.
La controversia se avivó aún más debido a la relación militar entre Kosovo y el Reino Unido. Un acuerdo entre la asamblea kosovar y Londres permite la integración de efectivos de la Fuerza de Seguridad de Kosovo (KSF) en la Roulement Infantry Company (RIC), la unidad británica que rota en el Atlántico Sur. De hecho, recientemente circularon imágenes del regreso de siete militares kosovares tras entrenar en las propias Islas Malvinas, una presencia que Argentina había denunciado en reiteradas ocasiones por considerarla una provocación y un acto contrario a sus intereses.
En ese contexto, la fotografía de Milei y Osmani –que medios kosovares señalan como parte de un encuentro bilateral, aunque no fue confirmada oficialmente por el gobierno argentino– cayó como un balde de agua fría en sectores políticos y sociales. El ex canciller Santiago Cafiero expresó en redes que el gesto contradice la histórica defensa argentina de la integridad territorial y recordó que la Cancillería había protestado formalmente en abril de 2023 por la presencia militar kosovar en el Atlántico Sur.
Guillermo Carmona, ex secretario de Malvinas, fue aún más contundente y calificó el hecho de «extremadamente grave», señalando que la foto (y posible reunión) con Osmani contradice la política de Estado sobre el reconocimiento de Kosovo y la cuestión Malvinas. La crítica apunta a que, al reconocer o legitimar a Kosovo, Argentina podría debilitar su reclamo de soberanía sobre las islas frente al Reino Unido.
La Casa Rosada y la Cancillería no emitieron una explicación clara sobre el encuentro. Algunas voces internas lo atribuyeron a un error diplomático de la delegación argentina en la ONU, liderada por el embajador Francisco Troppepi. Otros sugirieron que Milei habría querido congraciarse con el expresidente estadounidense Donald Trump, quien sí reconoce a Kosovo, aunque esta versión no fue confirmada.
La polémica se suma a otras contradicciones recientes en la política exterior argentina. Mientras Milei evita recibir al embajador palestino –pese a que Argentina reconoce a Palestina como Estado–, mantiene un fuerte alineamiento con Israel en el actual conflicto de Medio Oriente. Por otro lado, el gobierno protestó ante el avance de la empresa israelí Navitas en la exploración y explotación de aguas en disputa en Malvinas, en una aparente maniobra para equilibrar su estrecha relación con el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu.
El episodio en Nueva York reabre el debate sobre la estrategia internacional argentina y el impacto de los gestos presidenciales en temas sensibles como la soberanía de Malvinas. Especialistas advierten que la imagen de Milei junto a Osmani podría ser utilizada por el Reino Unido y sus aliados para cuestionar la coherencia argentina en foros internacionales, debilitando su histórica postura sobre la integridad territorial y el derecho sobre las islas.