La gobernabilidad del presidente argentino Javier Milei está bajo la lupa. Según Héctor Torres, exrepresentante de Argentina ante el Fondo Monetario Internacional (FMI), el destino político del mandatario no depende de un eventual rescate financiero por parte de Estados Unidos, sino del resultado de las próximas elecciones del 26 de octubre y de su capacidad para construir consensos internos.
En una reciente entrevista, Torres expresó que las expectativas sobre un salvataje inmediato de Washington están fuera de lugar. Si bien el ministro de Economía, Luis Caputo, reconoció que el secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, le pidió trabajar en la estabilidad del gobierno y mejorar el diálogo con el Congreso y los gobernadores, Torres remarcó que no existen garantías concretas de ayuda hasta después de los comicios.
El exmiembro del FMI también puso el foco en la falta de transparencia de los acuerdos bilaterales, como el que la Argentina busca con el Tesoro estadounidense. A diferencia del Fondo, cuyas condiciones para los préstamos son públicas y sometidas a reglas, las exigencias del Tesoro pueden ser mucho más discrecionales y poco claras. Además, señaló que la reciente presión de Bessent para revertir la eliminación de retenciones al sector agropecuario —una medida que permitió la entrada de 7.000 millones de dólares en apenas tres días— evidencia la influencia directa de Estados Unidos en las decisiones económicas argentinas.
Respecto al esquema cambiario, Torres opinó que el respaldo político de figuras como Donald Trump y Bessent fue un gesto importante, pero lamentó que el gobierno de Milei no haya aprovechado esa oportunidad para liberar el tipo de cambio y lanzar un programa de acumulación de reservas. Según el exfuncionario, esta estrategia permitiría recuperar el acceso al financiamiento internacional, una de las claves para la estabilidad económica a largo plazo.
En cuanto a la relación actual entre Estados Unidos y el FMI, Torres consideró que Washington sigue siendo el actor más influyente, pero ahora también el más impredecible. Recordó que, a diferencia de otros tiempos, la administración Trump ha mostrado poco interés por las instituciones multilaterales, incluido el propio Fondo.
Consultado sobre el monitoreo de los compromisos que asuma el país, Torres estimó que será el FMI quien continúe supervisando las medidas argentinas, aunque el Tesoro estadounidense mantendrá su propia evaluación. Sin embargo, no espera visitas más frecuentes de funcionarios de Washington, ya que con el seguimiento del Fondo sería suficiente.
La política exterior de Milei también fue objeto de análisis. Para Torres, el alineamiento automático con Estados Unidos e Israel es una estrategia simplista, y la retórica de «libertad o comunismo» le parece desactualizada, considerando que ni China conserva una economía comunista en sentido estricto, ni los países occidentales renuncian a intervenir en el sector productivo.
Sobre la estabilidad cambiaria, Torres fue tajante: sin reservas, la calma no puede sostenerse, y de hecho, duró menos de una semana antes de que el gobierno reimpusiera restricciones. A su juicio, todo depende de lo que ocurra en las elecciones, ya que Bessent dejó claro que cualquier apoyo concreto solo se discutirá después de los comicios.
En cuanto al uso de la deuda externa, Torres subrayó que su valor depende de cómo se utilice y bajo qué condiciones. Recordó que, sin acceso a los mercados de capitales internacionales, la Argentina se ve obligada a negociar ayudas en Washington, Beijing u otros centros financieros.
Finalmente, Torres advirtió que en la cultura política estadounidense, el capitalismo funciona bajo el principio del riesgo privado, donde las quiebras son parte del sistema. Por eso, usar fondos públicos para rescatar empresas va en contra de esa lógica y genera críticas, incluso cuando el apoyo viene de figuras como Donald Trump.