La reciente tragedia en Gaza ha vuelto a poner en el ojo del huracán la relación entre Israel y la cadena mediática Al-Jazeera. El domingo pasado, un bombardeo israelí en Gaza resultó en la muerte de cinco empleados de la cadena, incluyendo al conocido corresponsal Anas Al-Sharif y tres camarógrafos. La cadena qatarí informó que el ataque tuvo lugar en una carpa donde trabajaban los periodistas, citando como fuente al director del hospital Al-Shifa en la Franja de Gaza.
Al-Jazeera ha identificado a los fallecidos como el periodista Mohammed Qreiqeh y los camarógrafos Ibrahim Zaher, Mohammed Noufal y Moamen Aliwa, junto a Al-Sharif. El ejército israelí, por su parte, justificó el ataque argumentando que Al-Sharif era un líder de una célula de Hamas, acusaciones que han sido refutadas por varias organizaciones internacionales y defensores de derechos humanos.
La Relatora Especial de la ONU, Irene Khan, había señalado previamente que las acusaciones contra Al-Sharif carecían de fundamento. Además, el Comité para la Protección de los Periodistas había instado a la comunidad internacional a proteger al reportero debido al riesgo que enfrentaba por sus reportajes desde Gaza.
Horas antes de su muerte, Al-Sharif publicó en la red social X sobre los intensos bombardeos en el este y sur de Gaza, conocidos como “cinturones de fuego”. Su último mensaje reflejaba la escalada de violencia en la región y el peligro constante para los civiles y periodistas en el área.
La relación entre Al-Jazeera e Israel ha sido históricamente tensa. El gobierno israelí ha acusado al canal de favorecer a Hamas, imponiendo restricciones como vetos a visados y limitaciones al acceso a fuentes oficiales. En mayo de 2021, Israel destruyó un edificio en Gaza que albergaba a Al-Jazeera y otras agencias internacionales, alegando que era utilizado por terroristas.
El ataque reciente ha generado una ola de indignación entre grupos de periodistas palestinos y organizaciones internacionales que condenan el asesinato de los corresponsales. La cadena Al-Jazeera contabiliza más de 200 periodistas y trabajadores de medios muertos desde que el conflicto entre Israel y Hamas se intensificó.
El legado de Anas Al-Sharif y sus colegas es un recordatorio del peligro que enfrentan los periodistas en zonas de conflicto. En un texto publicado en abril, Al-Sharif reflexionó sobre el dolor y la pérdida que había vivido en su trabajo, y su compromiso con la verdad a pesar de las adversidades. En sus palabras finales, lamentó dejar atrás a su familia y no poder ver crecer a sus hijos.