Ante la inflación y la caída del poder de compra del peso argentino, muchos ahorristas buscan alternativas para proteger sus ingresos. El plazo fijo, tradicional instrumento de inversión bancaria, sufrió recientemente modificaciones en su tasa de interés, lo que impacta directamente en la rentabilidad obtenida al depositar dinero por un período determinado.
El Banco Central de la República Argentina (BCRA) tomó la decisión de reducir la tasa nominal anual (TNA) de los plazos fijos, dejándola en el 30%. Este ajuste representa una baja significativa respecto a valores anteriores, donde la tasa alcanzaba el 133%. El cambio responde a la estrategia del Gobierno nacional de avanzar en la desregulación de la economía y busca inhibir la emisión monetaria destinada a cubrir intereses por pasivos remunerados.
Con la nueva TNA, quienes decidan invertir en plazo fijo tradicional a 30 días verán modificadas sus expectativas de ganancia. Por ejemplo, si un ahorrista decide depositar hoy $2.100.000, al cabo de un mes obtendrá un rendimiento neto considerablemente menor al que hubiese conseguido en meses anteriores.
El cálculo es sencillo. La tasa efectiva mensual, derivada del 30% anual, se sitúa aproximadamente en 2,47%. Esto significa que al término de 30 días, la ganancia generada por un capital de $2.100.000 será de alrededor de $51.870. Por lo tanto, al finalizar el plazo, el monto total recibido por el usuario ascendería a $2.151.870.
En comparación, este rendimiento es inferior a las expectativas de inflación para el mismo período, lo que plantea una disyuntiva para quienes buscan preservar el valor de sus ahorros. A pesar de ser una opción segura y de fácil acceso, el plazo fijo tradicional pierde atractivo frente a la suba de precios y la posibilidad de buscar alternativas más rentables, como otras inversiones financieras o la compra de dólares.
El Gobierno nacional fundamentó la reducción de la tasa en la necesidad de avanzar hacia un esquema de mayor libertad en el mercado financiero. El objetivo es disminuir el costo fiscal por el pago de intereses y desalentar la creación de dinero que no tiene respaldo en la producción. Sin embargo, este contexto genera incertidumbre entre los pequeños y medianos ahorristas, que ven cómo sus opciones para ganarle a la inflación se reducen.
En los bancos, el plazo fijo continúa siendo una de las herramientas más utilizadas por quienes desean obtener un retorno seguro y previsible. No obstante, tras la baja de la tasa, muchas entidades financieras comenzaron a ofrecer promociones o beneficios adicionales para atraer depósitos, aunque la rentabilidad básica sigue atada a la normativa del BCRA.
El panorama para los próximos meses es incierto. La evolución de la inflación, la posibilidad de nuevos ajustes en la tasa y la tendencia del dólar serán variables clave que determinarán si el plazo fijo puede recuperar su atractivo como refugio de valor. Por el momento, quienes inviertan hoy deben tener en cuenta que la ganancia mensual estará por debajo del aumento de precios proyectado, lo que implica una pérdida de poder adquisitivo incluso al mantener el dinero en el banco.
En resumen, invertir $2.100.000 en plazo fijo a 30 días tras la reciente reducción de la tasa permite obtener una ganancia de poco más de $51.000, pero no alcanza para cubrir la inflación. La decisión depende de la aversión al riesgo de cada ahorrista y de la confianza en el sistema financiero local a corto y mediano plazo.