En el vasto mundo del fraude digital, un nuevo fenómeno está captando la atención: los llamados ‘Yahoo Boys’. Estos estafadores digitales se especializan en seducir virtualmente a mujeres vulnerables, obsesionadas con encontrar un vínculo amoroso. Todo comienza con un dulce mensaje a distancia, que gradualmente se convierte en una artimaña para lograr un golpe maestro: una transferencia bancaria de sus víctimas.
Este tipo de estafas románticas ha alcanzado un nivel insólito, con miles de mujeres engañadas. Uno de los casos más virales fue el de una francesa que entregó 830.000 euros a un impostor que se hacía pasar por el actor Brad Pitt. Sin embargo, esta historia es solo la punta del iceberg en un mundo lleno de ilusiones rotas y patrimonios arruinados.
La docuserie Hola, hermosa: anatomía de una estafa romántica, disponible en Disney+, explora este universo de embaucadores. En ella se narran las historias de mujeres como Ann, Roxy, Annette y Gaby, quienes, habiendo perdido la esperanza de encontrar el amor, fueron seducidas por un hombre que se presentaba bajo diversos nombres y operaba desde lugares tan dispares como Connecticut, Ontario y Frankfurt.
Cada una de estas mujeres recibió promesas de amor eterno de un supuesto profesional de clase media-alta, dulce y respetuoso. Sin embargo, tras meses de interacción virtual, el hombre pedía ayuda financiera, alegando situaciones desesperadas. Algunas de las víctimas llegaron a vender sus casas y entregar grandes sumas de dinero a sus ‘novios’ en línea.
La historia más impactante es la de Kathy, de Alabama, quien entregó entre 300.000 y 400.000 dólares antes de morir de pena, según su familia, que ahora busca justicia.
La docuserie ofrece una vuelta de tuerca en la resolución de estos casos. El hombre cuya imagen se utilizó, Brian Haugen, es también una víctima del engaño. Revela que su rostro fue robado por una banda organizada que crea perfiles falsos para estafar. Nigeria, uno de los centros de operación, es señalado como el origen de muchas de estas estafas.
Este fenómeno no solo afecta a mujeres, sino también a hombres, víctimas de la usurpación de identidad. Aunque la docuserie no destaca por su calidad narrativa, es un espejo de una moda delictiva que atrapa a los más vulnerables. A través de sus episodios, busca educar y minimizar el riesgo de estafa digital, especialmente en una franja etaria que aún sueña con el amor.