La vicepresidenta argentina Victoria Villarruel generó revuelo este jueves por la noche al publicar un mensaje en su cuenta de Twitter que no pasó desapercibido. Poco después de conocerse la noticia de la condena del exmandatario brasileño Jair Bolsonaro, Villarruel escribió: «Resulta inquietante que en América los presidentes elegidos democráticamente terminen presos». La declaración, breve pero sugerente, fue publicada a las 21:35 y pronto despertó numerosas especulaciones y debates entre los usuarios de la red social.
El disparador del mensaje fue la resolución de la Corte Suprema de Brasil, que sentenció a Jair Bolsonaro a 27 años y tres meses de prisión por conspirar contra el orden democrático luego de su derrota electoral en 2022 frente al actual presidente Luiz Inácio Lula da Silva. Bolsonaro, que hoy se encuentra bajo arresto domiciliario, se suma así a la lista de expresidentes brasileños que han sido condenados por la Justicia.
La reacción de los usuarios de Twitter no se hizo esperar. Algunos pidieron a Villarruel que aclarara a quién se refería, mientras otros interpretaron que podía estar haciendo alusión a Cristina Kirchner, quien cumple prisión domiciliaria tras su condena en la causa Vialidad. No faltaron quienes sugirieron que el mensaje podía ser un aviso velado hacia Javier Milei, actual presidente argentino, con quien Villarruel mantiene una relación distante desde hace meses. La incertidumbre generó una ola de comentarios, preguntas y teorías en torno al trasfondo del tuit.
La condena a Bolsonaro no es un caso aislado en la región. En Brasil, otros dos expresidentes han enfrentado procesos judiciales y sentencias. Lula da Silva, quien actualmente gobierna el país en su tercer mandato, fue condenado en dos causas vinculadas a la operación Lava Jato: en 2017 recibió una pena de siete años y en 2019, otra de doce años por corrupción relacionada con constructoras. Sin embargo, ambas condenas fueron revisadas y anuladas en 2021 por decisiones procesales, tras pasar 580 días preso en Curitiba hasta su liberación en noviembre de 2019.
Fernando Collor de Melo, quien lideró Brasil entre 1990 y 1992, también fue condenado en 2023 a ocho años y diez meses por corrupción y lavado de dinero relacionados con el desvío de fondos de la petrolera estatal BR. Debido a su edad y problemas de salud, cumple arresto domiciliario desde abril en su residencia de Maceió.
El fenómeno de mandatarios democráticamente electos que terminan en prisión no se limita a Brasil. En otros países de América Latina, la Justicia ha actuado contra exjefes de Estado. En Colombia, Álvaro Uribe fue condenado; en Ecuador, Rafael Correa; en Perú, pasaron por prisión Alberto Fujimori, Ollanta Humala y Alejandro Toledo; mientras que en El Salvador, Mauricio Funes y Antonio Saca también enfrentaron sentencias. Panamá y Guatemala no quedaron fuera de esta tendencia: Ricardo Martinelli y Otto Pérez, respectivamente, integran la lista de expresidentes condenados.
El mensaje de Villarruel, sin mencionar nombres concretos, puso sobre la mesa una discusión sobre la relación entre la democracia, la Justicia y la figura presidencial en América Latina. La vicepresidenta no brindó aclaraciones posteriores y el debate en redes sigue abierto, alimentado por la compleja coyuntura política de la región y los antecedentes de casos judiciales que involucran a líderes electos por el voto popular.