El reciente despido de Lisa Cook, gobernadora de la Reserva Federal de los Estados Unidos, por orden del presidente Donald Trump, marca un nuevo episodio en la batalla política que el mandatario mantiene con la máxima autoridad monetaria del país. Este movimiento, que Cook ya anticipó que llevará a los tribunales, podría abrirle a Trump la posibilidad de consolidar una mayoría propia en el directorio de la Fed, integrado por siete miembros.
La destitución de Cook no solo pone en evidencia la disputa entre la Casa Blanca y la Fed, sino que también podría ser el primer paso hacia un mayor control del mandatario sobre los 12 bancos regionales que conforman el sistema de la Reserva Federal. Si los tribunales validan la decisión presidencial, la influencia de Trump sobre la política monetaria estadounidense podría incrementarse considerablemente.
Aliados en el directorio y disidencias históricas
Actualmente, Trump cuenta con dos aliados en la Junta de Gobernadores: Michelle Bowman y Christopher Waller, ambos designados durante su primer mandato. Estos funcionarios ya han marcado distancia con el resto del Board al ser los únicos que votaron en contra de mantener las tasas de interés en la última reunión, un nivel de disidencia que no se veía desde 1993.
A este núcleo se sumará Stephen Miran, quien, tras presidir el Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca, ocupará transitoriamente el puesto vacante dejado por Adriana Kugler, hasta fines de enero. Luego, la Casa Blanca tendrá la oportunidad de nominar a un reemplazo para un mandato completo. Así, Trump podría llegar a contar con hasta cuatro gobernadores alineados con su visión en la Junta.
Chris Wetson, jefe de investigación de Pepperstone, advirtió sobre las consecuencias de este avance: “Tener cuatro gobernadores identificados con Trump durante tanto tiempo podría profundizar la percepción de que el banco central está perdiendo su independencia, lo que impactaría la confianza de los mercados”.
El papel de los bancos regionales y la política monetaria
A pesar de este avance, expertos de Portfolio Personal Inversores (PPI) aclaran que el control de la Junta no garantiza a Trump la capacidad de imponer recortes en las tasas de interés. La definición de la política monetaria recae en el Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC), donde, además de los gobernadores, votan el presidente de la Fed de Nueva York y un grupo rotativo de presidentes de los bancos regionales. En total, se necesitan siete votos para alcanzar la mayoría, lo que hace imprescindible el apoyo de al menos tres miembros adicionales fuera del círculo de Trump.
Sin embargo, la verdadera oportunidad de influencia radica en las atribuciones del directorio: la regulación bancaria y la aprobación o veto de los presidentes de los bancos regionales, cargos que deben revalidarse cada cinco años. Wetson recuerda que en febrero de 2026 todos los líderes regionales de la Fed deberán someterse nuevamente a votación de los siete gobernadores. «Esto coloca a varios presidentes regionales en una situación de vulnerabilidad, y abre la puerta a una ola de nombramientos alineados con Trump», analiza.
A ello se suma la inminente salida de Jerome Powell, actual presidente de la Fed, cuyo mandato concluye en mayo de 2026 y ya adelantó que no buscará renovarlo, tras constantes críticas del presidente republicano. Wetson advierte que para entonces podríamos ver una Fed completamente reconfigurada, con un presidente y varios gobernadores y regionales designados por Trump.
Repercusiones en los mercados y el futuro de la Fed
El impacto de estas movidas políticas ya se siente en los mercados financieros. Jamie Cox, socio gerente de Harris Financial Group, afirmó que Trump logró tomar el control de la «orientación futura» de la Fed, anticipando una era de tasas de interés más bajas. Esto se refleja en una mayor pendiente de la curva de rendimiento y en la caída de los bonos del Tesoro a corto plazo.
De cara al futuro, Wetson advierte que si la inflación repunta y la Fed recorta tasas sin fundamentos sólidos, la respuesta de los mercados podría ser implacable: «Se castigaría la credibilidad de la entidad, se aceleraría la venta de dólares y habría una fuga de capitales hacia activos como el oro».
En síntesis, el despido de Lisa Cook puede ser solo el primer paso en una estrategia más amplia de Donald Trump para modificar el rumbo de la política monetaria estadounidense y fortalecer su influencia en la Reserva Federal, con consecuencias que aún están por verse en la economía global.