River Plate vivió una noche de emociones cambiantes en el estadio Monumental, donde cayó 2-1 ante Palmeiras en el partido de ida de los cuartos de final de la Copa Libertadores. Aunque la derrota parecía sentenciar la serie, un potente gol de Lucas Martínez Quarta en los minutos finales renovó la fe para la revancha que se disputará en Brasil el próximo miércoles.

El primer tiempo fue para el olvido para los dirigidos por Marcelo Gallardo. El conjunto visitante, liderado por Andreas Pereira y Gustavo Gómez, impuso su ritmo desde el inicio. Apenas a los cinco minutos, Gómez conectó de cabeza tras un córner, aprovechando una marca floja de Portillo, y adelantó a los brasileños. Desde ese momento, Palmeiras se adueñó del juego: manejó la pelota, circuló con dinamismo y atacó con contundencia, mientras River se mostraba desorientado y sin reacción.

La superioridad del equipo paulista fue tan clara que Franco Armani, arquero millonario, evitó que la diferencia fuera aún mayor gracias a intervenciones decisivas. River apenas logró un remate al arco en la primera media hora, dejando a Weverton, el arquero visitante, como un mero espectador.

Gallardo, fiel a su estilo, sorprendió con una alineación inicial de fuerte perfil defensivo. Siete jugadores con características de marca y sólo Maxi Salas como delantero neto reflejaron una postura cautelosa, poco habitual en el Monumental. Driussi se ubicó junto a Nacho Fernández en una línea intermedia, intentando reforzar el mediocampo, pero la estrategia no rindió frutos. Palmeiras, cómodo ante un rival replegado, aprovechó los espacios y, tras una presión fallida de River, amplió la ventaja: el ex Lanús López habilitó a Vitor Roque, quien definió con clase para el 2-0 parcial.

El entretiempo llegó como un alivio para el equipo de Núñez, que se retiró cabizbajo bajo la sensación de que la eliminación estaba cerca. Sin embargo, Gallardo ajustó el esquema para el complemento: ingresó Juanfer Quintero por Enzo Pérez y Martínez Quarta reemplazó a Díaz, que estaba condicionado por la amonestación. River adoptó un 4-4-2, con Portillo y Castaño levantando el nivel en el mediocampo.

Los cambios trajeron algo de aire, pero el equipo sufrió la lesión de Driussi, reemplazado por Colidio, y luego sumó a Borja y Lencina en busca de más presencia ofensiva. Palmeiras, confiado en su ventaja y firme en defensa con Gómez como pilar, le cedió la iniciativa al local. Sin embargo, River no encontraba la fórmula para inquietar seriamente a Weverton.

El partido tuvo su cuota de polémica: en una jugada en el área, el arquero visitante impactó a Montiel, pero el VAR anuló el posible penal por un offside ajustado del lateral riverplatense. Parecía que nada saldría para los de Núñez, hasta que Lucas Martínez Quarta se animó a rematar desde afuera del área y marcó el descuento que mantiene vivas las esperanzas.

En los minutos finales, River estuvo cerca de igualar con una ocasión de Borja, pero la derrota por la mínima deja la serie abierta. El gol de visitante puede ser clave y, pese a la caída, el equipo de Gallardo llega con vida y la ilusión intacta a la revancha en Brasil.