River Plate estuvo cerca de lograr una remontada memorable en Brasil, pero finalmente cayó por 3-1 ante Palmeiras en San Pablo y quedó eliminado de la competencia. El equipo dirigido por Marcelo Gallardo mostró carácter y tuvo momentos en los que ilusionó a sus hinchas, aunque errores puntuales y el desgaste físico terminaron por inclinar la balanza para el conjunto brasileño.
Maximiliano Salas fue el punto más alto del Millonario. El delantero, que debió batallar solo contra toda la defensa rival durante buena parte del encuentro, abrió el marcador con un cabezazo contundente tras una falta que él mismo supo provocar. Además, en el segundo tiempo estuvo cerca de estirar la diferencia con una jugada individual que exigió al máximo a los zagueros de Palmeiras. Su entrega y determinación lo convirtieron en el mejor de River.
En la defensa, Gonzalo Montiel y Lucas Martínez Quarta cumplieron roles sólidos. Montiel se mostró firme en la marca, aunque su aporte ofensivo fue limitado y su exceso de ímpetu le restó claridad para pasar al ataque. Martínez Quarta, por su parte, ganó la mayoría de los duelos individuales y se mostró seguro con la pelota, aunque falló en la marca en el tercer tanto brasileño. Lautaro Rivero, el juvenil, volvió a demostrar que está a la altura de las circunstancias, aunque, como en otros partidos, terminó exhausto.
Franco Armani, bajo los tres palos, sostuvo la esperanza de River con dos atajadas clave en la primera mitad, pero no logró desviar el penal de López ni evitar el tercer gol, que se le coló por arriba. Marcos Acuña, en tanto, tuvo una actuación compleja: correcto en la marca, poco aporte en ataque y responsable del penal que derivó en su expulsión por doble amarilla. Incluso, antes de ver la roja, estuvo cerca de ser expulsado por un encontronazo con un suplente.
En el mediocampo, Juan Portillo fue importante en la recuperación de balones durante su tiempo en cancha, aunque debió salir rápido por un golpe en las costillas. Su reemplazante, Enzo Pérez, tardó en adaptarse al ritmo del partido, aunque luego logró acomodarse. Ignacio Fernández y Giuliano Galoppo corrieron mucho, pero aportaron poca claridad en la generación de juego y no lograron inquietar al arco rival.
Juan Fernando Quintero fue el encargado de darle brillo al juego de River en el mediocampo. El colombiano asistió a Salas con un tiro libre magistral y mostró destellos de su calidad, aunque su rendimiento se fue apagando y Gallardo optó por reemplazarlo en el complemento. Una decisión que dejó dudas sobre si fue demasiado apresurada.
La nota negativa de la noche fue el desempeño de Kevin Castaño. El colombiano tuvo en sus pies la posibilidad de convertir el segundo gol antes del descanso, pero eligió gambetear al arquero en lugar de definir, desperdiciando una oportunidad inmejorable. Además, estuvo impreciso en los pases y generó contragolpes peligrosos para el rival, además de provocar amonestaciones innecesarias en sus compañeros, lo que lo convirtió en el de peor rendimiento del equipo.
Entre los ingresados, Santiago Lencina mostró atrevimiento y casi convierte desde afuera del área, además de habilitar a Borja sobre el final. Facundo Colidio, en cambio, no logró conectarse con el resto del equipo y abusó de las faltas cuando jugó como volante. Miguel Borja, en tanto, se mostró más participativo que en otras ocasiones y estuvo cerca de marcar con un potente zurdazo.
River luchó hasta el final, pero los errores individuales y la eficacia de Palmeiras determinaron la derrota. El Millonario deja el certamen con la frente en alto, pero con la sensación de que la hazaña estuvo al alcance de la mano.
