En un contexto de tensión económica y social, las Fuerzas Armadas argentinas ven con creciente preocupación la situación salarial de sus efectivos. A pesar de los esfuerzos del gobierno de Javier Milei por reducir la brecha entre los haberes militares y los de las fuerzas de seguridad, una gran parte del personal castrense se encuentra al borde de la pobreza.
Según estimaciones internas, entre el 56% y el 60% de los uniformados podrían caer por debajo del umbral de la pobreza, establecido por el Indec en $1.128.398 para la Canasta Básica Total. Esta situación afecta principalmente a oficiales y suboficiales de rangos como capitán o teniente de navío, quienes dependen de bonificaciones y suplementos para alcanzar un ingreso digno.
Los suplementos, que no son permanentes, varían según la actividad y el destino geográfico. Por ejemplo, en lugares remotos como Puente del Inca, en Mendoza, el adicional puede llegar al 90%, mientras que en ciudades del interior puede oscilar entre el 12% y el 15%. Sin embargo, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, los efectivos no reciben estos beneficios.
Durante una presentación en el Senado, el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, destacó que la diferencia salarial entre las Fuerzas Armadas y las fuerzas de seguridad se ha reducido del 25% al 6% durante la actual administración. No obstante, el ministro de Defensa, Luis Petri, decidió cancelar dos aumentos salariales del 10% previstos para 2024, argumentando que no tendrían un impacto real significativo.
El senador Pablo Blanco ha solicitado informes al Poder Ejecutivo sobre este tema, subrayando que alrededor del 60% del personal militar, especialmente en las jerarquías más bajas, enfrenta ingresos por debajo de la línea de pobreza. Blanco también destacó la falta de mecanismos de representación para los militares argentinos, a diferencia de países como Bélgica, Noruega, y Australia, donde existen figuras como el ombudsman o comisionado de Defensa.
Por otro lado, los máximos cargos militares en Argentina, como teniente general o almirante, perciben salarios de $2.613.259, mientras que en escalas inferiores, un subteniente o guardiamarina recibe $766.215, evidenciando la brecha dentro de la estructura salarial militar.
La situación se agrava por la crisis del Instituto de Obra Social de las Fuerzas Armadas y de Seguridad (Iosfa), que enfrenta una pérdida mensual de $19.000 millones, sin encontrar aún una solución viable.
En resumen, mientras el gobierno trabaja en la equiparación salarial, el desafío de mejorar las condiciones económicas de los miembros de las Fuerzas Armadas sigue siendo una tarea pendiente, en medio de un clima de incertidumbre y escasas alternativas de representación para el personal militar.