Los premios Martín Fierro, emblemáticos galardones de la televisión y la radio argentinas, atraviesan una transformación inédita bajo la conducción de Luis Ventura. Lo que comenzó como una distinción selecta para lo mejor de la pantalla chica y la radiofonía, hoy se ha convertido en una verdadera industria de premiaciones que abarca desde las figuras más consagradas hasta rubros insólitos como mascotas, inmobiliarias y joyerías.
En sus orígenes, los Martín Fierro eran sinónimo de exclusividad. La estatuilla, inspirada en el famoso gaucho literario, nació a fines de los años ‘50 gracias a un grupo de diez periodistas especializados que fundaron la Asociación de Periodistas de la Televisión y la Radiofonía Argentinas (APTRA). Con el tiempo, el galardón se expandió a la radio, pero siempre conservando un aire de distinción. La estatua original pesaba dos kilos, mucho más que la versión actual, y se entregaba a un puñado de notables cada año.
Hoy, sin embargo, la realidad es bien distinta. APTRA, bajo el liderazgo de Ventura –quien ya lleva tres mandatos al frente–, multiplica las ceremonias y las categorías. Si los Oscar entregan 24 estatuillas, los Martín Fierro superan largamente las 600, con galas para televisión, radio, cable, producciones digitales, cine, teatro, moda y hasta ediciones regionales y latinas. Esta proliferación ha generado críticas por la supuesta pérdida de prestigio: hay quienes sostienen que casi nadie en el ambiente mediático se ha quedado sin su propio Martín Fierro.
Lejos de amilanarse ante los cuestionamientos, Ventura defiende su gestión y la apertura de nuevos rubros. «¿Cuál es el problema de premiar un buen vendedor inmobiliario?», desafía. El presidente de APTRA sostiene que la diversidad de categorías responde al espíritu democrático de la entidad, que busca celebrar todos los méritos y contenidos posibles. «No veo que se celebre que Aptra organice fiestas y que premie el contenido y el mérito, y que invierta en cada fiesta no menos de 100 millones de pesos. ¿Quiénes son para decir lo que Aptra tiene que premiar y lo que no?», lanzó, en respuesta a las críticas de medios y colegas.
La gestión de Ventura no está exenta de desafíos internos. Según admite, uno de los principales problemas de su presidencia es la recaudación para sostener la prepaga de los socios, muchos de los cuales atraviesan situaciones de salud delicadas. «Tengo que estar levantando 35 millones de pesos por mes para las mensualidades», detalla, y asegura que la apertura de nuevos socios es limitada: «Abro en la medida en que perdemos alguno de los socios, entonces abro para dos, tres, cuatro, pero no damos para más. Es un club».
La multiplicación de galardones ha dado lugar a situaciones insólitas. En la última edición de los Martín Fierro Latino, celebrada en Miami, el periodista Jonatan Viale fue anunciado como ganador del Oro cuando ya se había retirado de la fiesta. El momento se resolvió con una llamada telefónica en vivo, en la que Viale, sorprendido, preguntó: «¿Me estás jodiendo?».
Mientras tanto, la expansión de los Martín Fierro no se detiene. Se suman galas para influencers, portales de noticias y propuestas para premiar a figuras del fútbol o a mascotas. Ventura se muestra decidido a seguir rompiendo moldes y ampliar la franquicia a todos los ámbitos posibles, convencido de que los premios deben reflejar la diversidad del panorama mediático actual.
Esta noche, como cada año desde 1959, se celebran los Martín Fierro de Televisión. Organizados por Telefe, vuelven a poner en escena la pregunta de siempre: ¿el canal que organiza, gana? En medio de la abundancia de estatuillas, el debate sobre el sentido y el valor del premio sigue abierto, tan vigente como el propio gaucho que le da nombre.