El Mundial Sub-20 que se disputa en Chile no solo es una vitrina para las futuras estrellas del fútbol, sino también el escenario de un experimento arbitral que podría transformar el deporte: la introducción de la tarjeta verde, o Football Video Support (FVS), una apuesta de la FIFA para simplificar y abaratar la revisión de jugadas controvertidas.
Esta innovación, inspirada en sistemas ya presentes en el hockey sobre césped y el taekwondo, busca ofrecer una herramienta más accesible frente al costoso y complejo VAR. La FIFA ya había testeado el FVS en torneos juveniles y en el reciente Mundial Femenino Sub-20 de Colombia, considerando sus primeras aplicaciones como «alentadoras». Sin embargo, la implementación en Chile ha dejado expuestas tanto sus virtudes como sus desafíos.
A diferencia del VAR, que depende de un equipo de especialistas y una infraestructura tecnológica considerable, el FVS se apoya en la intervención directa de los entrenadores. Cada equipo cuenta con dos solicitudes de revisión por partido (más una tercera en caso de prórroga) que deben ser usadas en situaciones clave. Para activar el sistema, el entrenador muestra la tarjeta verde al cuarto árbitro, lo que obliga al juez principal a revisar la jugada en el monitor del campo. La decisión definitiva, sin embargo, sigue siendo potestad del árbitro, sin intervención externa.
Desde el inicio del torneo, la respuesta de los jueces ha sido conservadora. En los primeros ocho partidos, de ocho reclamos realizados, solo en dos ocasiones los árbitros cambiaron su fallo después de la revisión. Este patrón ha generado debates sobre la verdadera utilidad del sistema si los árbitros mantienen sus decisiones originales, incluso ante evidencias en contrario.
El caso de la Selección Argentina ilustra la problemática. En su debut ante Cuba, el técnico Diego Placente utilizó sus dos oportunidades de revisión. En la primera, buscó revertir la expulsión de Santiago Fernández por una supuesta falta como último hombre, pero el árbitro malayo Nazmi Nasaruddin ratificó la tarjeta roja pese a los reclamos. Más tarde, Placente apeló a la tarjeta verde por un penal no sancionado sobre Alejo Sarco, pero nuevamente la decisión arbitral se mantuvo. A pesar de estos contratiempos, Argentina logró imponerse 3-1.
El estreno del FVS se dio en el duelo inaugural entre Corea del Sur y Ucrania. El entrenador coreano solicitó la revisión por un posible penal, pero el árbitro consideró que no hubo falta. Poco después, el técnico ucraniano pidió analizar una jugada de offside y, en este caso, el juez sí anuló el tanto coreano, marcando uno de los pocos fallos revertidos por el sistema.
Otros encuentros también pusieron a prueba el FVS. En Paraguay vs Panamá, la revisión por posible offside en un gol panameño no prosperó. En el choque entre Chile y Nueva Zelanda, el cuerpo técnico local pidió anular un penal por presunta simulación, pero el árbitro mantuvo su decisión. En el partido entre Brasil y México, el entrenador mexicano solicitó la expulsión del delantero brasileño Erick Bele por una fuerte entrada sobre el arquero mexicano, pero el árbitro italiano optó por mostrar solo la amarilla.
La excepción fue el duelo entre Marruecos y España, donde el cuerpo técnico africano solicitó la revisión de un penal sancionado en su contra. Tras observar la jugada, el árbitro uruguayo Gustavo Tejera detectó la simulación del delantero español y anuló el penal, mostrando amarilla por fingir la falta.
A pesar de estos precedentes, la tendencia general muestra que los árbitros tienden a sostener sus fallos iniciales, lo que ha encendido el debate sobre si la tarjeta verde realmente representa un avance en la justicia deportiva o si solo suma un trámite más en la toma de decisiones.
La FIFA sigue atenta a la evolución de este experimento, que promete democratizar el acceso a la tecnología en los torneos menos rentables, pero cuyo éxito dependerá de la disposición de los árbitros a revisar y, eventualmente, corregir sus propias determinaciones. El Mundial Sub-20, entonces, no solo define el futuro de los jugadores, sino también el del arbitraje global.