La economía argentina atraviesa un momento de marcada incertidumbre, en el que la confianza del consumidor continúa deteriorándose. De acuerdo a los últimos datos, el índice de confianza del consumidor (ICC) registró en septiembre una nueva baja del 0,33% respecto al mes anterior, ubicándose en 39,81 puntos. Si bien este valor es apenas un 2,08% superior al de septiembre de 2024, desde diciembre del año pasado la caída acumulada alcanza el 13,5%, reflejando un escenario de preocupación y expectativas negativas entre los argentinos.
Esta retracción en la confianza coincide con un contexto económico complicado, caracterizado por la inestabilidad cambiaria y un enfriamiento de la actividad. Diversos analistas señalan que el consumo privado, uno de los motores centrales de la economía, experimentó en agosto una baja mensual del 3,2%, según lo relevado por la Facultad de Negocios de la Universidad de Palermo. Si bien la comparación interanual aún muestra un crecimiento del 5,5%, la tendencia es de clara desaceleración.
El futuro inmediato tampoco aparece alentador para los consumidores. Las consultoras han ajustado sus pronósticos de crecimiento económico para 2025, reconociendo que el pico de actividad se alcanzó en febrero. Las estimaciones más optimistas proyectan una suba del PBI de entre 3,6% y 4,4%, según el último informe del Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM), aunque la mayoría de los expertos advierte sobre el impacto potencial de la escasez de dólares y las altas tasas de interés.
Salarios que no despegan
Uno de los factores que más pesa sobre la confianza es el estancamiento de los ingresos. Los salarios reales de los trabajadores privados registrados han caído un 0,6% desde la asunción de Javier Milei, mientras que el sector público ha sufrido una merma mucho mayor: en promedio, sus haberes se redujeron un 14,3% entre noviembre de 2023 y junio de 2025. Según C-P Consultores, la fuerte desaceleración de la inflación no ha sido suficiente para mejorar el poder adquisitivo, ya que las negociaciones salariales se mantienen en niveles muy bajos, con pautas de incremento de apenas entre 1% y 1,5%.
Comportamiento dispar según regiones y niveles de ingreso
El análisis regional revela diferencias notables en el comportamiento de la confianza del consumidor. En la Ciudad de Buenos Aires (CABA), el ICC repuntó un 9,58% respecto a agosto y un 4,74% frente a septiembre del año pasado. Sin embargo, en el Gran Buenos Aires (GBA) la tendencia fue opuesta: el índice descendió un 0,84% en el mes y quedó un 1,93% por debajo de su valor de 2024. En el Interior del país, la baja mensual fue más marcada, del 3,73%, aunque la comparación interanual arroja una mejora del 7,07%.
Por nivel de ingreso, quienes pertenecen a hogares de menores recursos evidenciaron en septiembre un alza del 6,65% en el ICC, situándose ahora un 10,67% por encima del registro de un año atrás. En contraste, los sectores de mayores ingresos padecieron una caída mensual del 5,20% y una baja interanual del 4,02%. Este fenómeno sugiere que la percepción sobre la situación económica y las expectativas para el futuro no son homogéneas y varían fuertemente según la realidad de cada grupo social.
Expectativas a futuro y condiciones actuales
El desagregado de los componentes del ICC ofrece más detalles sobre el ánimo social. Las Expectativas Futuras experimentaron un crecimiento del 6,59% en septiembre, aunque se mantienen un 3,34% por debajo del nivel de 2024. Por su parte, las Condiciones Presentes retrocedieron un 9,83% en el mes, pero siguen siendo un 12,30% superiores en la comparación interanual, lo que revela una mayor preocupación por la coyuntura actual que por el futuro inmediato.
En síntesis, el clima económico bajo el gobierno de Milei continúa signado por la cautela y la retracción del consumo, con salarios que no logran recomponerse y expectativas de crecimiento más moderadas. Los desafíos de recuperar la confianza y dinamizar la economía permanecen intactos.