El universo del drama histórico suma un nuevo capítulo con la llegada de La Casa Guinness a Netflix, una serie que se adentra en los intrincados lazos de poder, lealtad y traición de una de las familias más influyentes de Irlanda. Bajo la mirada creativa de Stephen Knight, el mismo guionista que cautivó al mundo con Peaky Blinders, esta producción de ocho episodios se inspira en hechos reales, aunque no se trata de un documental sino de una ficción que toma libertades narrativas para potenciar el clima de época.
La trama se inicia en 1868, tras la muerte de Sir Benjamin Lee Guinness, figura clave del imperio cervecero fundado en 1759. Este acontecimiento no solo deja a la familia en una situación vulnerable, sino que sacude los cimientos de la empresa que convirtió a Dublín en un referente mundial de la cerveza. El relato explora la relación entre los cuatro herederos del patriarca, cuyas vidas dispares y ambiciones similares desatan un juego de alianzas y rivalidades dentro y fuera del seno familiar.
El elenco, encabezado por Anthony Boyle (Arthur), Louis Patridge (Edward), Emily Fairn (Anne) y Fionn O’Shea (Ben), logra transmitir con matices las pasiones y secretos de sus personajes, sumergiendo al espectador en las complejas dinámicas de poder de la familia Guinness. La serie logra así captar la esencia de los conflictos internos, en una narrativa que recuerda a títulos como Succession, donde la batalla por la herencia y el control de un imperio trasciende lo puramente económico.
Uno de los puntos destacados de La Casa Guinness es su esmerado trabajo de producción. La recreación de la segunda mitad del siglo XIX, tanto en Dublín como en Nueva York, es meticulosa y sumerge al público en el ambiente áspero y sofisticado de la época. Sin embargo, este rigor en la ambientación histórica convive con una marcada tendencia a la ficción: los hechos reales son el punto de partida, pero las licencias creativas de Knight y su equipo a veces difuminan la línea entre la realidad y la imaginación.
Este juego entre lo verdadero y lo inventado puede resultar confuso para quienes buscan una lección fiel de historia irlandesa. Al igual que sucede en The Crown u otros éxitos del género, el atractivo visual y narrativo a menudo relega la precisión factual a un segundo plano. No obstante, la historia de la familia Guinness, menos conocida que la de la monarquía británica, desafía al espectador a discernir entre lo que ocurrió y lo que pudo haber sido.
La serie no aspira a convertirse en la producción del año, pero cumple con creces su objetivo de entretener y develar las grietas de un emporio familiar que marcó la historia de Irlanda. La combinación de actuaciones sólidas, un guion ágil y un tratamiento visual cuidado convierten a La Casa Guinness en una opción recomendable para quienes disfrutan de los dramas históricos con tintes de intriga y traiciones.
Con ocho episodios de entre 44 y 55 minutos, la propuesta de Stephen Knight invita a sumergirse en un relato donde el legado, la ambición y el poder se mezclan con la espuma de la cerveza, dejando al descubierto que en cada familia poderosa hay historias que merecen ser contadas, aunque no siempre respondan fielmente a los archivos históricos.
- Calificación: Buena
- Género: Drama histórico
- Dirección: Tom Shankland y Mounia Akl
- Disponible en: Netflix