En un movimiento inesperado, el presidente argentino Javier Milei ha prometido moderar su lenguaje, conocido por ser ofensivo y cargado de metáforas sexuales. Este anuncio ha generado escepticismo incluso entre sus aliados más cercanos, quienes dudan de su capacidad para mantener esta promesa.
El estilo agresivo de Milei, que se remonta a su época como panelista de televisión, ha sido una constante en su carrera política. Sus ataques verbales han estado dirigidos principalmente hacia aquellos que no coinciden completamente con sus políticas, incluyendo políticos, economistas y periodistas. A pesar de sus promesas de moderación, Milei continúa siendo incisivo en sus críticas, tildando a sus detractores de carecer de nivel intelectual.
Una reciente recopilación de sus insultos, publicada por el diario LA NACION, parece haber influido en su decisión de cambiar su discurso. Sin embargo, su uso del verbo «usar» al referirse a los insultos sugiere que se trata de una estrategia calculada más que de un cambio genuino de carácter.
La coyuntura electoral podría estar jugando un papel clave en este cambio de actitud. Con las elecciones legislativas a la vista, Milei parece seguir el ejemplo de Cristina Kirchner, quien también suavizaba su tono en tiempos electorales. Parte de su gabinete le ha sugerido centrarse en temas de interés público, como la inflación y la seguridad, en lugar de los insultos que distraen la atención de los asuntos importantes.
En otro frente, la vicepresidenta Victoria Villarruel ha presentado denuncias penales contra varios usuarios de redes sociales, acusándolos de delitos graves y señalando una campaña de desestabilización orquestada por el entorno de Milei. Esta denuncia, que ha caído en manos del juez federal Sebastián Casanello, evidencia la ruptura total en la relación entre Milei y Villarruel. La vicepresidenta acusa al mileísmo de golpismo, tras ser acusada por Milei de «traidora». La situación ha llevado también al Foro de Periodismo Argentino (Fopea) a solicitar una audiencia ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para denunciar las agresiones a periodistas.
En el ámbito político, Milei ha cerrado un acuerdo electoral en la Capital con La Libertad Avanza y Pro, lo que ha levantado preguntas sobre la participación de figuras como Mauricio Macri, conocido por su lenguaje más moderado. Esta alianza podría estar motivada por el deseo de evitar que el Pro quede en tercer lugar en las próximas elecciones, un resultado que ya se dio en los comicios locales de mayo pasado.
La promesa de Milei de moderar su lenguaje llega en un momento tenso y lleno de incertidumbre, dejando abierta la pregunta de si este cambio es una estrategia política temporal o el inicio de una nueva etapa en su gestión.