El mes de agosto trajo un respiro en el costo de vida para las familias argentinas, especialmente para aquellas que se encuentran cerca de la línea de pobreza e indigencia. Según los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), las canastas básicas que determinan estos umbrales experimentaron en agosto el menor incremento mensual del año, impulsado por la desaceleración en los precios de los alimentos y la estabilidad del dólar oficial.
La Canasta Básica Total (CBT), utilizada para medir la pobreza, apenas aumentó un 1% en agosto y se ubicó en $1.160.780 para una familia tipo compuesta por dos adultos y dos niños. Por su parte, la Canasta Básica Alimentaria (CBA), que marca el límite de la indigencia, ascendió a $520.529 en el mismo período. Ambas cifras reflejan una suba considerablemente menor que en meses anteriores y, por primera vez en lo que va del año, se situaron por debajo de la inflación general.
El informe mensual del INDEC reveló que la inflación de agosto fue del 1,9%, idéntica a la de julio. Si bien el índice de precios al consumidor estuvo impulsado por alzas en sectores regulados como combustibles y tarifas, y mostró notables incrementos en rubros como restaurantes y hoteles, algunos segmentos registraron una moderación. Entre ellos, se destacaron las caídas en bienes estacionales —por ejemplo, prendas de vestir afectadas por el cambio de temporada— y, fundamentalmente, la desaceleración en los alimentos, cuyo aumento pasó del 1,9% en julio al 1,4% en agosto.
El comportamiento de los alimentos es clave, ya que estos productos tienen un peso determinante en la conformación de la CBA y, en consecuencia, impactan directamente en la CBT. Este alivio en la suba de precios de alimentos coincidió con un mes en el que el dólar oficial retrocedió tras el recalentamiento observado en julio, contribuyendo así a moderar los costos de los productos básicos en góndola.
En el acumulado de 2025, el índice de precios al consumidor (IPC) lleva un avance del 19,5%, mientras que la suba interanual es del 33,6%. En contraste, la CBT aumentó un 13,3% en lo que va del año y un 23,5% respecto a agosto de 2024. La CBA, por su parte, mostró incrementos del 15,8% en el acumulado anual y también del 23,5% en la comparación interanual. Estos números ponen de manifiesto que, desde comienzos de año, tanto la canasta que mide la pobreza como la que define la indigencia se han encarecido menos que la inflación general, lo que no sucedía desde hacía varios meses.
La metodología para calcular la CBA parte de los requerimientos nutricionales que necesita un varón adulto de entre 30 y 60 años con actividad moderada. Para su elaboración, se toman en cuenta los hábitos de consumo relevados por la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares (ENGHo), seleccionando alimentos y cantidades que permitan cubrir las necesidades calóricas y nutritivas básicas. La CBT, en cambio, amplía este cálculo considerando el resto de los gastos no alimentarios del hogar, mediante un coeficiente que relaciona alimentación y otros consumos habituales.
La desaceleración en el aumento de ambas canastas constituye una señal positiva en el contexto económico actual, aunque los niveles de precios continúan siendo elevados y las cifras de pobreza e indigencia siguen representando un desafío estructural para el país. Si bien la baja en la suba de alimentos y la estabilidad cambiaria han dado un respiro, la evolución de estos indicadores en los próximos meses estará atada a la dinámica de los precios y la situación social que atraviesa la Argentina.