La Administración de Donald Trump ha tomado una medida contundente al desplegar tres buques de guerra y 4.000 soldados en el Caribe, cerca de las costas venezolanas. Esta acción tiene como objetivo principal frenar el flujo de drogas hacia Estados Unidos, según confirmó recientemente la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt.
Durante una conferencia de prensa, Leavitt subrayó que el gobierno estadounidense está dispuesto a utilizar todos sus recursos para detener el narcotráfico y llevar a los responsables ante la justicia. Esta declaración viene en un contexto donde se cuestiona la legitimidad del gobierno de Nicolás Maduro, al que la actual administración estadounidense considera más un cartel del narcotráfico que un gobierno legítimo.
Informes de la defensa estadounidense, citados por CNN, revelaron que la marina ha intensificado su presencia en el Caribe con el fin de combatir a los carteles y reforzar su capacidad operativa con aviones, barcos y sistemas de misiles. Entre los medios destacados para esta misión se encuentran un submarino nuclear, aviones de reconocimiento y destructores de última generación.
Esta exhibición de fuerza ha generado críticas desde otras naciones de la región. El gobierno cubano, por ejemplo, ha denunciado la presencia militar estadounidense como parte de una ‘agenda corrupta’, y ha pedido que se respete al Caribe como una ‘zona de paz’.
Además, una carta del secretario de Defensa, Pete Hegseth, amplió las competencias tradicionales del ejército para incluir misiones como la protección de las fronteras de Estados Unidos contra amenazas como el tráfico de drogas y el contrabando humano.
Estas acciones reflejan la postura firme del gobierno de Trump respecto al narcotráfico en la región, lo que está elevando las tensiones diplomáticas en el hemisferio occidental.