Las elecciones legislativas nacionales del 26 de octubre de 2025 se aproximan en un clima político convulsionado, marcado por la reciente y contundente derrota del oficialismo en la provincia de Buenos Aires. La coalición Fuerza Patria logró imponerse con el 47,28% de los votos, relegando a La Libertad Avanza (LLA), liderada por el presidente Javier Milei, al segundo lugar con un 33,71%. El resultado sacudió los cimientos del gobierno nacional, que busca ahora estrategias para revertir el impacto negativo de cara a los comicios nacionales.
En respuesta al revés electoral, Javier Milei encabezó la primera reunión de la mesa política nacional en Casa Rosada, acompañado por figuras clave como su hermana Karina Milei, Santiago Caputo, Patricia Bullrich y Martín Menem. La consigna oficial fue contundente: “Vamos a defender este proyecto con uñas y dientes”, reafirmando la continuidad del plan económico y rechazando cualquier giro en la hoja de ruta oficialista. Sin embargo, la autocrítica brilló por su ausencia, a pesar de las expectativas generadas por el propio Milei tras reconocer la derrota.
El mensaje de la mesa política nacional fue divulgado en redes sociales y contó con la presencia visible de Santiago Caputo, quien reapareció en la escena tras el golpe electoral. Paralelamente, sectores de la oposición y algunos exaliados manifestaron su escepticismo ante la capacidad de Milei para interpretar el mensaje de las urnas. Cristina Álvarez Rodríguez, jefa de asesores de Axel Kicillof, cuestionó la falta de renovación en el círculo íntimo del presidente y advirtió que «con los mismos de siempre no parece que hayan interpretado mucho el mensaje».
Las críticas internas no se hicieron esperar. Jaime Durán Barba, consultor político de renombre, atribuyó parte del fracaso a la decisión de Milei de confiar la estrategia electoral bonaerense a Sebastián Pareja en lugar de Santiago Caputo, comparándolo con «cambiar a un excelente dentista por un peluquero». Desde el radicalismo, Martín Tetaz celebró la cancelación de un viaje presidencial al extranjero, interpretándolo como un acierto tras la derrota, mientras que Eugenio Casielles, fundador alejado de LLA, señaló que «va a ser muy difícil de revertir» el resultado si el oficialismo insiste en su soberbia.
El oficialismo, no obstante, busca mostrar fortaleza. Gabriel Bornoroni, presidente del bloque de LLA en Diputados, se mostró confiado en que sumarán nuevos legisladores en octubre y defendió el rumbo económico del gobierno, al que atribuyó la caída de la inflación. Pero el optimismo choca con la realidad de una interna encendida y un PRO que responsabiliza a los libertarios por la debacle bonaerense.
El peronismo, por su parte, capitalizó el triunfo. Axel Kicillof, gobernador reelecto, sostuvo que el resultado “demuestra que hay otro camino” y rechazó proyectarse como candidato presidencial para 2027, considerándolo prematuro. La intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza, proclamó que “el conurbano finalmente va a salvar a la patria”, reivindicando el rol de los sectores populares en la victoria. Otros dirigentes, como Carlos Bianco, interpretaron el resultado como un plebiscito contra el ajuste y la “motosierra” del gobierno nacional.
En paralelo, la campaña se vio atravesada por polémicas: desde pasacalles en Rosario contra Karina Milei, acusaciones de corrupción y chicanas de Ricardo López Murphy, hasta declaraciones incendiarias de opositores como Carlos Castagneto e Itaí Hagman, quien denunció a Milei por querer “convertir el Congreso en un antro de narcos, chantas y estafadores”.
Además, la Dirección Nacional Electoral comenzó capacitaciones para implementar la Boleta Única de Papel, un cambio clave en la dinámica electoral de octubre. El gobierno, mientras tanto, anunció la convocatoria a una mesa de diálogo federal con gobernadores, intentando recomponer puentes tras el golpe en Buenos Aires. Marcelo Orrego, gobernador de San Juan, ya confirmó su participación.
El escenario electoral rumbo a octubre se presenta incierto, con un oficialismo golpeado que insiste en su programa y una oposición que refuerza su campaña con duras críticas y propuestas alternativas. La provincia de Buenos Aires, epicentro del último cimbronazo, promete seguir marcando el pulso de la política nacional.