El panorama económico argentino se encuentra en una etapa de incertidumbre, a la espera de la publicación del Índice de Precios al Consumidor (IPC) de agosto. Mientras tanto, la volatilidad del dólar y las tasas en pesos durante septiembre, sumadas al reciente revés electoral del Gobierno en la provincia de Buenos Aires, generan preocupación sobre una posible aceleración en el aumento de precios.
Varias consultoras privadas ya recalcularon sus previsiones y estiman que la inflación de septiembre podría superar el umbral del 2%, dejando atrás las cifras relativamente moderadas de los meses anteriores. La consultora Eco Go proyectó una suba del 2,4% para este mes, aunque aclaró que se trata de un cálculo preliminar y sujeto a cambios a medida que se conozcan más datos. Según Eco Go, la derrota electoral del oficialismo «impactó de lleno sobre los mercados, derrumbando el precio de los activos argentinos y traccionando los dólares al alza». Esta situación podría trasladarse a los precios si no se logra estabilizar rápidamente las expectativas.
Melisa Sala, economista principal de LCG, coincidió en que la inflación podría ubicarse por encima del 2% en septiembre, aunque remarcó que «hay que esperar para ver cómo reacciona el mercado, ya que el mes recién comienza». Sala destacó que, si bien habrá mayor presión sobre los precios, no se espera que el impacto sea tan fuerte como en otras ocasiones debido a la debilidad de la actividad económica y las restricciones sobre las importaciones, factores que limitan la recuperación de márgenes para las empresas.
Desde Equilibra, el análisis es similar: «La actividad económica, que ya venía mostrando signos recesivos, acentuará su caída. Con la expectativa de devaluación tan marcada, es esperable algún impacto en precios. Sin embargo, dada la debilidad de la demanda, no vemos que la inflación se dispare mucho más allá del 2% en el que se encuentra actualmente».
Claudio Caprarulo, director de Analytica, advirtió que aún es temprano para medir el impacto total del resultado electoral sobre la economía, ya que el equipo económico del Gobierno no ha anunciado medidas específicas para el nuevo escenario. Caprarulo explicó que el «pass through» (traslado de la devaluación a los precios) suele ser bajo, pero, si las expectativas dejan de estar contenidas, podría haber un rebrote inflacionario.
El último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), realizado entre el 27 y el 29 de agosto, reflejó que el consenso entre los analistas era que la inflación de septiembre sería de 1,8%. Sin embargo, las proyecciones más recientes de las consultoras privadas ya superan ese pronóstico.
En cuanto a la inflación de agosto, los datos privados muestran cierta dispersión, aunque en todos los casos se mantiene cerca del 2%. La consultora C&T calculó una suba de 1,6% para el mes pasado, mientras que Analytica la ubicó en 1,8%. Por su parte, LCG, Equilibra y la Fundación Libertad y Progreso proyectaron un 2%. Orlando Ferreres & Asociados estimó un incremento mensual de 2,1%, cifra que coincide con la mediana de los pronósticos relevados por el REM. Si el dato oficial que se conocerá este miércoles se mantiene por debajo del 2%, será el cuarto mes consecutivo en que la inflación no supera ese nivel.
Sin embargo, la reciente volatilidad financiera y la incertidumbre política tras la derrota electoral parecen estar reconfigurando las expectativas para septiembre, con el riesgo latente de que el proceso inflacionario vuelva a acelerarse después de varios meses de relativa calma.