En una jornada marcada por la conmemoración del Día de la Industria Nacional y el telón de fondo de una crisis política, la vicepresidenta Victoria Villarruel visitó la planta de neumáticos FATE en San Fernando, donde fue recibida por un fuerte rechazo sindical.
La presencia de Villarruel en la emblemática fábrica bonaerense, que emplea a unos 2.000 trabajadores, estuvo lejos de ser un acto protocolar más. El secretario general del Sindicato Único del Neumático (SUTNA), Alejandro Crespo, la abordó personalmente y le entregó un comunicado que expuso críticas severas al gobierno nacional y repudió la visita de la funcionaria.
El documento del sindicato cuestionó la política económica del Ejecutivo, acusándolo de avalar importaciones «indiscriminadas» que, según el gremio, habilitan despidos, rebajas salariales y retrocesos en las condiciones laborales en un contexto de recesión. Para los representantes sindicales, la visita de Villarruel fue una «provocación», especialmente al coincidir con una fecha significativa para la industria y en un momento en que FATE, junto a multinacionales del sector como Bridgestone y Pirelli, ha reducido su producción y reorientado inversiones.
El texto, además, recordó el pasado de persecución y violencia que sufrió la clase obrera durante la última dictadura, y vinculó a Villarruel con la defensa de figuras militares de ese periodo, intensificando así el repudio a su presencia en la planta. Para el SUTNA, la vicepresidenta representa «el mayor de los repudios en una fábrica cuyo componente obrero ha sufrido durante el proceso militar persecuciones, desapariciones forzadas y todo tipo de extrema violencia».
Desde el entorno de Villarruel, sin embargo, negaron que el encuentro con Crespo haya sido conflictivo. Voceros de la vicepresidenta insistieron en que el diálogo fue «cordial» y señalaron que, durante su recorrida, fue recibida por el presidente de FATE, Javier Madanes Quintanilla, y su equipo directivo, quienes le ofrecieron un panorama de la situación actual de la empresa y sus desafíos productivos.
El sindicato, por su parte, relacionó la visita con el reciente papel de Villarruel en la aprobación de la polémica «Ley Bases», a la que definieron como «anti-obrera». Alertaron sobre lo que consideraron un «plan general» de ajuste y recorte de derechos laborales, incluyendo cambios en las leyes y un incremento en la represión sindical. El comunicado también rechazó la idea de que las grandes empresas del sector estén en crisis, argumentando que los balances demuestran ganancias y que la verdadera carga de la crisis recae sobre los trabajadores.
El SUTNA aprovechó la ocasión para llamar a la unidad de la clase obrera y defender los convenios colectivos, haciendo hincapié en la reciente victoria sindical en Córdoba y en la lucha por la reincorporación de trabajadores despedidos. «La clase obrera debe intervenir en forma directa sobre el control de las importaciones en defensa propia», sentenciaron.
La figura de Alejandro Crespo resulta clave en este escenario. Con un pasado alejado de la militancia, Crespo llegó a FATE en 2004, siguiendo los pasos de su padre, y se convirtió en delegado sindical en medio de un conflicto por despidos masivos en 2008. Desde entonces, lidera una conducción alternativa que desafía al sindicalismo tradicional, ganando espacio en el sector con una postura combativa y un fuerte respaldo de las bases.
La visita de Villarruel a FATE, lejos de ser un simple acto institucional, expuso las profundas diferencias entre el gobierno y los trabajadores industriales, y dejó en evidencia el clima de confrontación que atraviesa el sector productivo nacional.