Tras casi diez años alejada de la pantalla grande, Celeste Cid (41) retorna al cine con el estreno de Papá x dos, una comedia familiar que llegará a los cines el 18 de septiembre. Acompañada por Benjamín Vicuña (46) y Lucas Akoskin (46), la película marca un regreso esperado para la actriz, que en este tiempo se dedicó a la televisión, la escritura y nuevos desafíos creativos.
La película, dirigida por Hernán Guerschuny, quien ya dejó su sello en títulos como Casi Feliz y Una noche de amor, explora el choque entre mundos opuestos: Santiago (Vicuña) es un hombre estructurado de 45 años que inicia una relación con Ana (Cid), una mujer creativa y espontánea. El romance se complica cuando Ana revela que está embarazada de su ex pareja, Pancho (Akoskin), quien regresa inesperadamente desde Miami y se involucra en la incipiente familia.
En diálogo con Clarín, Cid se mostró entusiasmada por el significado de este regreso: “Hay mucha alegría, más que ansiedad. En un contexto de tanto enojo y violencia, es fundamental volver a narrar historias tiernas, ligeras, que inviten a la reflexión y conecten con la sensibilidad”. Para la actriz, Papá x dos representa una bocanada de aire fresco en un panorama donde predominan los relatos de acción y tensión: “Es una película que apuesta por la ternura y el romance, donde lo simple y lo cotidiano adquieren un valor especial”.
La trama ahonda en temas universales como las inseguridades, la autopercepción y el modo en que las miradas ajenas influyen en nuestras decisiones. Hay escenas extensas de diálogo entre los personajes principales, una apuesta inusual en tiempos de narrativas veloces y fragmentadas: “Ver a dos personas sentadas, hablándose y transformándose en esa conversación, es casi un susurro en medio de tanto ruido”, resalta Cid.
En la historia, Santiago se ve confrontado con sus propios miedos e inseguridades, encarnados por la figura de Pancho, el ex de Ana. Pero lejos de ser un triángulo amoroso tradicional, la película explora cómo cada personaje aprende a aceptar sus imperfecciones y a encontrar valor en la honestidad emocional. “Son personajes rotos, conscientes de sus defectos, que buscan reconstruirse sin dejar de ser auténticos. La simpleza, en definitiva, está sobrevalorada y aquí cobra protagonismo”, reflexiona la actriz.
Este regreso al cine coincide con un momento de cambio personal y profesional para Cid. Tras su último trabajo cinematográfico en 2016 (Artax) y la serie Planners en 2023, la actriz reconoce que su carrera necesitaba nuevos aires: “Sentí la necesidad de buscar desafíos diferentes y salir de los lugares seguros. Ahora estoy desarrollando una serie que me obliga a moverme de formas que hace tiempo no experimentaba. Armar equipos y evitar la soledad es fundamental para mí”.
La experiencia personal se entrelaza con lo profesional. Cid recuerda con humor y emoción la noche que conoció a su actual pareja, Santiago Korovsky, durante una entrega de premios en la que ambos estaban nominados: “Estaba sola con una amiga mientras él celebraba con todo el elenco de División Palermo. Me di cuenta de que el reconocimiento no tiene sentido si falta lo humano, el equipo, el apoyo mutuo. Eso es lo que hoy más valoro y busco construir”.
En paralelo a la actuación, Cid también profundiza su faceta de escritora. Recientemente publicó su segundo libro, Intimidad, una obra que comenzó a gestar a los 25 años y que finalmente vio la luz 15 años después: “Para mí, escribir y actuar son maneras de expresar lo que el cuerpo y la mente necesitan decir. No me gusta catalogar el libro, para algunos es novela, para otros poesía; es simplemente ordenar y compartir sensaciones, miedos y encuentros”.
Con una carrera de 30 años, Cid admite que sus recuerdos están marcados por su trabajo, a veces con lagunas sobre sus primeras experiencias: “Vivía en una vorágine, todo era tan intenso que muchos momentos se mezclan o se pierden. Pero el deseo de contar historias, ya sea desde el cine, la escritura o la vida cotidiana, sigue intacto”.
Papá x dos promete ser, así, no solo un regreso cinematográfico, sino también una invitación a repensar el valor de la ternura, la vulnerabilidad y los vínculos humanos genuinos. Una película para irse del cine con el corazón un poco más sensible y, quizás, renovado.