El próximo 26 de octubre marcará un hito en la historia electoral argentina con la implementación, por primera vez en elecciones nacionales, de la Boleta Única de Papel (BUP). Este cambio de sistema ha generado inquietud entre los principales espacios políticos, especialmente en las ocho jurisdicciones que además de diputados, renovarán sus representantes en el Senado.
La novedad central del sistema es que, en estas provincias y en la Ciudad de Buenos Aires, el ciudadano debe marcar dos casilleros en la boleta: uno para senadores y otro para diputados. Si sólo se realiza una marca, el voto para la otra categoría será considerado en blanco. Este detalle ha motivado una intensa campaña de explicación y concientización por parte de los candidatos, que buscan evitar que el desconocimiento derive en votos no computados.
En este escenario, los equipos de campaña han debido reinventar sus estrategias. Atrás quedaron los encuentros para repartir boletas partidarias; ahora, las reuniones barriales, los spots en redes sociales y hasta gigantografías están dedicados a enseñar cómo usar la BUP correctamente. Videos didácticos, dibujos y referencias visuales se multiplican para ayudar al votante a ubicar a su partido entre las múltiples columnas de la boleta y a recordar la necesidad de marcar ambas categorías.
En Salta, por ejemplo, el gobernador Gustavo Sáenz sorprendió al inscribir finalmente candidatos propios tras semanas de especulación. Su alianza “Primero los salteños” utiliza el símbolo del poncho rojo, una prenda característica de Sáenz, para guiar a los electores: “Buscá el poncho, marcá Flavia Royón, senadora; Bernardo Biella, diputado”, reza el principal spot. Tanto en Salta como en otras provincias, la comunicación enfatiza la importancia de hacer dos marcas.
En Río Negro, Martín Soria, actual diputado y ex ministro de Justicia, apuesta a la visibilidad mediante una gigantografía de la BUP, indicando la ubicación de su casillero entre los de PRO y La Libertad Avanza, que en esa provincia compiten por separado. Mientras tanto, en Neuquén, el gobernador Rolando Figueroa y su fuerza “La Neuquinidad” apelan a la simbología local: su casillero está identificado con el mapa de la provincia y se ubica en la columna número siete.
El peronismo bonaerense también se apropia del número siete, que corresponde a su ubicación en la boleta. Para ayudar a memorizarlo, algunos intendentes utilizan referencias futbolísticas, como la camiseta número 7 de Rodrigo De Paul en la Selección Argentina, o históricas, como el día del nacimiento de Eva Perón.
La adopción de la BUP no es completamente ajena a los argentinos: provincias como Santa Fe, Córdoba y Mendoza ya utilizan sistemas similares, aunque este año no elegirán senadores. Sin embargo, la experiencia allí registró una caída en la cantidad de votos completos de la primera a la segunda categoría, lo que refuerza la preocupación de los partidos nacionales.
La ausencia del casillero de “lista completa” es otra de las particularidades de la BUP nacional. Este aspecto fue impulsado por el gobernador de Río Negro, Alberto Weretilneck, quien argumentó que dicho casillero perjudicaba a las fuerzas provinciales, logrando que el Congreso lo eliminara. Ahora, cada categoría debe ser votada de manera independiente.
Mientras los partidos se concentran en educar a los votantes, en redes sociales se han propagado rumores infundados sobre la posibilidad de fraude mediante el uso de “tinta invisible” en las biromes que entrega la autoridad de mesa. Usuarios afines a La Libertad Avanza y críticos del peronismo alientan a llevar lapiceras propias. Desde la Cámara Nacional Electoral desmintieron este mito y aseguraron que sólo se entregan biromes indelebles y que el votante puede marcar con una cruz, tilde o colorear el casillero. Además, la CNE lanzó un simulador online para practicar el voto y despejar dudas sobre el procedimiento.
Con el debut de la Boleta Única de Papel, la pedagogía electoral se ha vuelto tan relevante como la oferta de candidatos. El resultado del esfuerzo de los partidos para evitar votos en blanco o nulos será una de las claves para interpretar la jornada electoral de octubre.