En Washington, el canciller argentino Gerardo Werthein mantuvo un encuentro clave con el representante comercial de Estados Unidos, Jamieson Greer, para acelerar las negociaciones de un acuerdo bilateral que busca redefinir la relación comercial entre ambos países. La reunión, celebrada apenas días después de la reciente bilateral entre Javier Milei y Donald Trump, refleja la voluntad política de ambos gobiernos de profundizar el vínculo económico y sentar las bases para una mayor cooperación en sectores estratégicos.
Werthein asistió al encuentro acompañado por el embajador argentino en Estados Unidos, Alejandro Oxenford, el embajador Luis Kreckler y el jefe de Cancillería en Washington, Juan Cortelletti. Durante la reunión, ambas delegaciones coincidieron en la necesidad de que los equipos técnicos intensifiquen el trabajo, con el objetivo de cerrar el acuerdo comercial en el menor plazo posible. Según informaron fuentes de la Cancillería argentina, el foco de las discusiones se concentra en los aranceles y las barreras que afectan el comercio bilateral.
El diálogo entre Argentina y Estados Unidos ocurre en un contexto especialmente desafiante. En julio, la administración Trump incrementó los aranceles a productos y materias primas provenientes de cerca de 70 países, una medida que incluyó a Argentina. Si bien el promedio de los nuevos gravámenes superó el 15% para la mayoría de los países involucrados, las exportaciones argentinas enfrentaron un aumento del 10%, menor al promedio, ya que el Gobierno argentino inició negociaciones de inmediato tras el anuncio de la llamada «guerra comercial».
Para que se concrete la eliminación de estos aranceles, Estados Unidos estableció una serie de demandas que fueron detalladas en el informe anual sobre Barreras al Comercio Exterior, elaborado por la Oficina del Representante de Comercio (USTR). Entre los principales reclamos figuran la reducción de la carga impositiva sobre importaciones, la agilización del acceso al mercado de cambios, la eliminación de barreras no arancelarias y la modernización del sistema aduanero argentino. Además, Washington pide el fin del requisito de consularización de documentos, mayor transparencia en las licencias de importación y la reapertura del mercado para el ganado vivo.
Uno de los puntos más sensibles para la administración estadounidense es la protección de la propiedad intelectual. Argentina continúa en la llamada «Lista de Observación Prioritaria» debido a deficiencias en el otorgamiento de patentes, el uso inadecuado de información confidencial y la falta de control sobre la piratería, especialmente en mercados informales reconocidos como La Salada y el barrio de Once.
El informe del USTR también incluye exigencias para facilitar el acceso a los prestadores de servicios estadounidenses y liberalizar tanto el sector audiovisual como el de tecnologías de información y comunicación (TIC). Estas condiciones forman parte del paquete de requerimientos que Washington considera indispensables para avanzar hacia una relación comercial más fluida y equitativa.
Pese a la expectativa que rodeó la reciente cumbre entre Milei y Trump, el Gobierno argentino reconoce que la ayuda financiera del Tesoro estadounidense no llegará en el corto plazo y relativiza la urgencia del auxilio externo. «No creemos que sea necesario», señalaron desde la Cancillería, enfocando las prioridades en la negociación comercial y en la búsqueda de inversiones que permitan apuntalar la economía argentina.
Ambas partes coincidieron en la importancia de fortalecer los lazos económicos y comerciales, con el objetivo de aprovechar oportunidades de intercambio, captar inversiones y profundizar la cooperación en sectores clave para la innovación y la competitividad. El encuentro en Washington reafirma el carácter estratégico de la relación bilateral y el compromiso de ambos gobiernos por avanzar hacia un entendimiento que tenga impacto real en el crecimiento y la prosperidad de ambos países.