Andrea Pietra se ha consolidado como una de las figuras más queridas y respetadas de la escena artística argentina. Elegida por referentes como Adrián Suar, Ricardo Darín y Norma Aleandro, su trayectoria combina versatilidad, sensibilidad y un profundo compromiso con el arte. Este año, tras una larga gira internacional, Pietra regresa a Buenos Aires junto a Darín con Escenas de la vida conyugal, la aclamada obra de Ingmar Bergman que ya emocionó a más de 600 mil espectadores en diversos países.

En una entrevista íntima, Pietra cuenta cómo la pieza, que explora la convivencia y el amor a lo largo de los años, ha sabido conectar con públicos tan diversos como el vasco, el madrileño o el porteño. “Es una historia universal: la relación de dos personas, con sus altibajos, sus momentos de amor y desencuentro. Cada función es distinta, porque la obra vive y se transforma con nosotros”, reflexiona la actriz.

El regreso a Buenos Aires, previsto para el 19 de noviembre en el Teatro Coliseo, es muy esperado. Las entradas para las primeras diez funciones se vendieron rápidamente, lo que abre la posibilidad de agregar nuevas fechas. “Siempre hay algo que nos invita a volver: nuevas generaciones, personas que la vieron varias veces o que atraviesan diferentes etapas de la vida y encuentran algo nuevo en cada función”, asegura Pietra.

La química con Ricardo Darín es innegable. Se conocen hace más de tres décadas y, según Pietra, “Ricardo sigue siendo el mismo de siempre: honesto, austero, con la humildad intacta pese a su reconocimiento internacional”. La dirección de Norma Aleandro, por su parte, aporta la sabiduría de los grandes maestros y una atención minuciosa a la vitalidad de cada función. “Norma siempre nos recuerda que el teatro es un juego, y que hay que evitar la rutina para mantener viva la conexión con el público”, comparte.

Además de su éxito en las tablas, Pietra ha brillado recientemente en la pantalla chica con El Eternauta, la serie basada en el clásico de la ciencia ficción nacional y que se convirtió en un fenómeno global a través de Netflix. “Nunca imaginé que tendría semejante repercusión. Fue un privilegio ser parte de un proyecto tan ambicioso y con una tecnología inédita en la ficción argentina. La serie no solo llegó a millones, sino que además transmitió un mensaje de profunda empatía y solidaridad”, cuenta.

La actriz destaca el carácter único de la sociedad argentina, capaz de fascinar al público internacional con su espontaneidad y capacidad de improvisación. “Quienes vienen de afuera se sorprenden por la calidez de nuestros vínculos, por cómo cambiamos los planes sobre la marcha o por costumbres como el mate y el truco. Son valores y gestos que cautivan, y que también atraviesan nuestras historias”, señala.

En tiempos en que las redes sociales condensan mensajes en segundos y las discusiones públicas se vuelven cada vez más polarizadas, Pietra reivindica el rol del arte como espacio de encuentro y reflexión. “El teatro es imbatible porque sucede en el aquí y ahora, es irrepetible. Es un acto de resistencia creativa, un lugar donde actores y público se arriesgan juntos a vivir algo único”, sostiene.

Sobre su vida personal, Pietra menciona la complicidad con su esposo, el productor Daniel Grinbank, y la pasión compartida por la música y los viajes. Aunque ha tenido la oportunidad de estar cerca de grandes figuras internacionales, prefiere disfrutar de los espectáculos sin perder la sencillez ni el asombro.

Mirando hacia adelante, Pietra se muestra abierta a los nuevos desafíos y agradecida por el reconocimiento del público. Con la mirada puesta en el reencuentro porteño de Escenas de la vida conyugal, reafirma su convicción: “El amor es lo que salva, incluso cuando las instituciones tambalean. Y el arte es, tal vez, el mejor lugar para recordarlo”.