Boca Juniors atraviesa días de cambios y reacomodamiento, no solo por la reciente pérdida de Miguel Ángel Russo, sino también por movimientos inesperados en su plantel. Mientras el equipo se enfoca en su próximo compromiso ante Belgrano en la Bombonera, todas las miradas se centran en la inminente salida de Sergio ‘Chiquito’ Romero, arquero de vasta experiencia y con pasado en la Selección Argentina.
Romero, quien no disputa un partido oficial desde noviembre del año pasado, está en la mira de Argentinos Juniors. La entidad de La Paternal busca cubrir una baja sensible: la lesión ligamentaria de Diego Rodríguez, arquero y referente, quien sufrió la rotura de los ligamentos cruzados de la rodilla derecha durante el reciente encuentro frente a Defensa y Justicia. El golpe obligó a Argentinos a improvisar en el puesto, dándole minutos al joven Gonzalo Siri, de 22 años, quien no logró convencer tras su primer partido bajo los tres palos.
Con el mercado de pases cerrado y más del 70% del campeonato ya consumido, la única opción de refuerzo para el arco era incorporar a un jugador libre. Romero, sin lugar en la consideración del cuerpo técnico de Boca y con contrato vigente solo hasta diciembre, emergió como una alternativa viable para ambas partes. Juan Román Riquelme, vicepresidente xeneize y responsable del fútbol, reconoció que no pondrá trabas si el arquero decide partir.
La gestión comenzó después de que el presidente de Argentinos Juniors, Cristian Malaspina, realizara un pedido formal ante la AFA. Inicialmente, el club intentó negociar por Leandro Brey, arquero suplente y prioridad ante la ausencia de Agustín Marchesín. Sin embargo, Boca se negó rotundamente a desprenderse de Brey, lo que llevó a Malaspina a enfocar sus esfuerzos en Romero.
El presente de Chiquito dista mucho del que supo ostentar. En la presente temporada, descendió en la consideración del cuerpo técnico, ubicándose como cuarta opción detrás de Marchesín, Brey y Javier García. Tras su última aparición como titular el 24 de noviembre pasado en un empate sin goles ante Huracán, fue relegado al banco por decisión de Fernando Gago, quien en ese momento le brindó una última oportunidad, pese a cuestionamientos por un altercado con hinchas luego de la derrota en el Superclásico de septiembre.
La situación se agravó con una lesión en la rodilla derecha sufrida en enero. Aunque logró recuperarse, la llegada de Marchesín terminó de sellar su destino: Romero ni siquiera viaja como alternativa en las convocatorias. En el Mundial de Clubes viajó, pero no fue considerado opción real ni por el anterior técnico ni por Claudio Ubeda, quien quedó al frente tras el fallecimiento de Russo.
La salida de Romero, aunque implica reforzar a un adversario directo en la pelea por el ingreso a la Copa Libertadores y los playoffs (Boca y Argentinos comparten grupo), es vista como una decisión lógica: el arquero ocupa un lugar y percibe un salario elevado sin perspectivas de jugar. Según trascendió, el acuerdo con Argentinos Juniors sería hasta diciembre de 2026 y estaría atado al rendimiento (contrato por productividad).
Argentinos Juniors, urgido de soluciones tras dos lesiones ligamentarias en menos de un mes —además de Rodríguez, Matías Giménez Rojas también quedó fuera de competencia—, no cuenta con un plan B. La llegada de Romero representa una oportunidad tanto para el club de La Paternal como para el arquero de 37 años, que busca volver a tener continuidad luego de una extensa inactividad.
Así, el ciclo de Chiquito Romero en Boca parece llegar a su fin por la puerta de atrás, mientras el club de La Ribera y el propio arquero buscan cerrar un capítulo marcado por las lesiones y la falta de minutos.


