San Lorenzo atraviesa uno de los momentos más complejos de su historia reciente, con una acumulación de problemas económicos y dirigenciales que amenazan con profundizar la crisis del club. En las últimas horas, la institución sumó cinco nuevas inhibiciones por parte de la FIFA, lo que eleva a once el total de restricciones que impiden incorporar jugadores en la próxima ventana de transferencias, a menos que se regularicen las deudas asociadas.
La situación financiera del club de Boedo es crítica. Las nuevas inhibiciones se deben, por un lado, a tres reclamos relacionados con el mecanismo de solidaridad correspondiente al pase de Diego Herazo, y por otro, a dos cuotas impagas del plan de pagos acordado por la deuda con Rafael Pérez. Si bien no hubo un comunicado oficial que precise el monto exacto de estas nuevas obligaciones, se estima que rondan los 350 mil dólares.
Sin embargo, este monto se suma a las seis inhibiciones ya existentes, que en conjunto representan compromisos por más de 2,5 millones de dólares. Estas deudas incluyen pagos pendientes con el futbolista Diego «Torito» Rodríguez, el club mexicano Monterrey por la compra de Adam Bareiro, el estadounidense Austin FC de la MLS por Jhohan Romaña y dos cargos administrativos impuestos por FIFA.
El panorama para San Lorenzo en el mercado de pases es desalentador. Para poder reforzar el plantel en el verano, la tesorería deberá reunir, aproximadamente, 3 millones de dólares destinados exclusivamente a levantar estas once inhibiciones. A esto se suma un frente aún más preocupante: el pedido de quiebra presentado por el fondo suizo AIS Investment Fund, que reclama cerca de 5 millones de dólares. Aunque el club logró posponer el vencimiento de este reclamo hasta comienzos del próximo año, la amenaza sigue latente y podría tener consecuencias graves en el corto plazo.
En el plano dirigencial, la incertidumbre también se mantiene. La semana comenzó con la expectativa de que Marcelo Moretti, restituido en la presidencia tras una resolución judicial que anuló la acefalía, convoque a una reunión de Comisión Directiva, como exige la misma resolución. Si se confirman las renuncias de los miembros de ese órgano, el club podría volver a quedar acéfalo, agravando aún más el escenario institucional.
Esta situación es el resultado de decisiones tomadas durante la ausencia de Moretti, quien había pedido licencia tras ser denunciado por presunta “administración infiel”. En ese periodo, Julio Lopardo, quien quedó al frente del club, optó por no pagar las inhibiciones porque San Lorenzo no planeaba hacer incorporaciones, priorizando así el uso de fondos en los gastos cotidianos de la institución. Pero el tiempo fue pasando, las deudas se acumularon y la FIFA incrementó la presión.
La única luz en medio de este panorama oscuro proviene del primer equipo, dirigido actualmente por Damián Ayude, que logró clasificar a los playoffs del campeonato y aseguró su participación en la Copa Sudamericana 2026. Sin embargo, los logros deportivos corren el riesgo de verse opacados o incluso frustrados por la complicada situación financiera y política de la institución.
Con un futuro inmediato lleno de desafíos, San Lorenzo enfrenta una encrucijada que exige respuestas urgentes tanto desde lo económico como desde la conducción institucional. La pelota está ahora en la cancha de sus dirigentes, quienes deberán tomar decisiones clave para evitar que la crisis se profundice aún más y comprometa el presente y el futuro del club azulgrana.


