En el emblemático barrio de Balvanera, un antiguo molino harinero resurge como un espacio cultural innovador. La sala Oasis abre sus puertas con ‘Ruge’, una propuesta única dirigida por Diego Stickar y protagonizada por Miranda de la Serna, Mónica Raiola, Florencia Bergallo y Margarita Molfino. Este proyecto audiovisual, ambientado en un mundo post-apocalíptico, es un testimonio visual de resistencia y creatividad femenina.
‘Ruge’ no es una película convencional; se trata de una performance cinematográfica que rinde homenaje a figuras culturales como Lucrecia Martel, Olga Orozco, Mariana Enriquez y Fedora Aberastury. Cada función es irrepetible, ya que Stickar realiza el montaje en vivo, manipulando sonidos e imágenes en tiempo real. Esta técnica rescata tecnologías obsoletas, convirtiendo cada sesión en una ‘reescritura’ emocional y estética del material original.
El estreno de ‘Ruge’ no solo inaugura un espacio físico, sino que también plantea un nuevo desafío narrativo y artístico. Miranda de la Serna, en el papel de Carola, lidera esta travesía surrealista. Con un fuerte legado actoral, la joven actriz se mueve con soltura entre fantasmas del pasado y visiones del futuro, encarnando a una mujer que explora el poder del sonido en un mundo desolado.
El evento se enriquece con la participación de invitados especiales que intervienen en vivo, seguidos de un conversatorio abierto al público, fortaleciendo el vínculo entre los artistas y la audiencia. A pesar de la atmósfera desolada del entorno, la propuesta de Stickar y su equipo es un faro de esperanza y resistencia cultural.
Miranda de la Serna, además de su papel en ‘Ruge’, está inmersa en otros proyectos. Trabaja en la postproducción de ‘El llanto del perro’, película que escribió y produjo. Asimismo, participará en la serie sobre Aníbal Gordon, dirigida por Pablo Trapero y Pablo Fendrick, donde interpreta a una militante del ERP.
Las funciones de ‘Ruge’ continuarán los domingos 17 y 24 de agosto, con entradas accesibles a $15.000, en Gral. Urquiza 343. En un mundo donde el retroceso parece ser la norma, el arte emerge como un acto de resistencia y un recordatorio de la capacidad humana para florecer en medio de la adversidad.


