River Plate quedó fuera de la Copa Libertadores tras caer ante Palmeiras por un marcador global de 5-2, en una serie que no solo dejó al equipo argentino eliminado, sino que también expuso un cierre polémico y desordenado en el que Marcos Acuña fue el principal protagonista de los incidentes.
La historia de la eliminación millonaria tuvo un giro dramático en los minutos finales del partido de vuelta. Si bien River intentó competir de igual a igual, la actuación de Palmeiras fue contundente y aprovechó las oportunidades que tuvo, desnudando las falencias defensivas de los dirigidos por Marcelo Gallardo. En el primer tiempo, el equipo argentino buscó dominar por las bandas, con Acuña mostrando solidez tanto en defensa como en ataque, frenando los avances de Khellven y Andreas Pereira. Sin embargo, su desempeño se vio opacado por lo que sucedió después.
El partido comenzó a desbordarse en el segundo tiempo, cuando una jugada entre el «Flaco» López y Acuña derivó en un forcejeo. El lateral izquierdo argentino fue víctima de una falta desde atrás, pero en su intento por reanudar rápido la acción, Vitor Roque interceptó el balón y la situación se salió de control. Enojado, Acuña empujó al delantero brasileño, lo que provocó un tumulto que involucró a suplentes de Palmeiras y resultó en la amonestación de ambos futbolistas por parte del árbitro uruguayo Andrés Matonte.
Sin embargo, las cámaras captaron que, en medio del desorden, Acuña agredió con un cabezazo a un suplente rival y, ya en el suelo, lo pisó. Las imágenes se viralizaron rápidamente en Brasil, donde se cuestionó la decisión del juez de no expulsar al jugador argentino por conducta violenta. Según trascendió, el árbitro fue indulgente con Acuña, quien se salvó de la tarjeta roja, en parte porque previamente el arquero Weverton solo había sido amonestado por una acción similar.
La tensión aumentó aún más cuando el partido estaba llegando a su fin y River buscaba desesperadamente un gol que alargara la serie. En un rápido contragolpe, el uruguayo Facundo Torres escapó mano a mano con Armani. Acuña, en un último intento por frenar la jugada, cometió penal y recibió su segunda amarilla, lo que significó la expulsión. El defensor argentino, visiblemente molesto, siguió discutiendo con rivales y el árbitro, en un cierre que manchó la imagen del equipo argentino.
El desorden fue generalizado en los minutos finales. Maxi Salas, uno de los más alterados, intentó encarar al árbitro Matonte, y hasta el propio Gallardo se mostró disconforme con el arbitraje. El entrenador se acercó al juez para reclamar por la jugada del tiro libre que derivó en el penal, cuestionando también una supuesta mano de Facundo Colidio que, según él, fue inexistente.
En conferencia de prensa, Gallardo fue claro al señalar que la eliminación se debió a “desconcentraciones que se pagan caro”, y remarcó que la serie se definió en detalles de atención: “Había un jugador de ellos tirado y el árbitro no supo manejar el partido. Cobró una mano que no vio porque quería cobrarla. En esa confusión, le dimos una ventaja al rival. Cuando baja el nivel de atención, se paga caro. Ahí tenemos que poner el foco para ser un equipo confiable”.
La eliminación marcó el segundo adiós internacional de River en el año bajo circunstancias polémicas, repitiendo un patrón que ya se había visto en la derrota ante el Inter de Milán en el Mundial de Clubes, también con Acuña como protagonista de incidentes. El club de Núñez deberá ahora replantearse su comportamiento en los momentos decisivos y trabajar en la disciplina de sus jugadores para evitar que los nervios y la frustración le jueguen una mala pasada en futuras competencias.


