Tras una seguidilla de seis partidos sin conocer la victoria, Newell’s Old Boys volvió a celebrar ante su gente con un triunfo contundente por 2-0 frente a Atlético Tucumán. El equipo dirigido por Cristian ‘Ogro’ Fabbiani logró cortar varias rachas negativas en una noche que quedará en la memoria de los hinchas, tanto por el desahogo colectivo como por la aparición estelar de los juveniles del club.
La Lepra no ganaba en su estadio desde el 29 de abril, cuando había superado a Huracán por 2-0 en el torneo anterior. Además, este fue apenas el segundo triunfo en el actual Clausura, tras la victoria en la jornada inaugural ante Independiente Rivadavia. El clima de presión era palpable, sobre todo después de caer en el clásico ante Rosario Central, resultado que puso a Fabbiani bajo la lupa y dejó a los referentes del plantel, como Luciano Lollo, Víctor Cuesta, Ever Banega, Gonzalo Maroni y Darío Benedetto, en el centro de las críticas.
El partido ante Atlético Tucumán mostró a un equipo visitante replegado, especialmente en el complemento, y a Newell’s buscando insistentemente el gol que le permitiera cortar la sequía. La primera alegría llegó cuando Víctor Cuesta, uno de los experimentados, aprovechó un rebote en el área tras un córner ejecutado por Maroni y empujó la pelota a la red a los 37 minutos del segundo tiempo. El grito de gol fue una mezcla de alivio y desahogo para jugadores e hinchas.
Sin embargo, el verdadero quiebre del partido lo marcaron los ingresos de los más jóvenes. Giovani Chiaverano, de 20 años, y Facundo Guch, de 19, aportaron frescura y energía en el tramo final. Sobre el cierre, Chiaverano protagonizó una jugada memorable: corrió más de medio campo con la pelota, sorteó a los defensores tucumanos y asistió a Guch, que definió con emoción para sellar el resultado.
La alegría de Guch fue desbordante. Tras anotar su primer gol en la Primera de Newell’s, el juvenil no pudo ocultar el orgullo y lo dedicó a sus padres: «Esto es lo que soñé desde que empecé a correr detrás de una pelota», declaró, con visible emoción. Sus palabras resonaron en una noche en la que los más chicos demostraron estar a la altura y contagiaron ilusión de cara al futuro.
Con estos tres puntos, Newell’s se acomoda en la tabla y se ilusiona con la posibilidad de pelear por un lugar en los playoffs. El triunfo no solo trajo alivio tras semanas de cuestionamientos, sino que también abrió la puerta a una nueva etapa en la que la juventud y el sentido de pertenencia pueden ser el motor para recuperar protagonismo.


