Bajo el lema «leales al pueblo, leales a Cristina», miles de militantes y simpatizantes del peronismo se congregaron el 17 de octubre frente al domicilio donde Cristina Fernández de Kirchner cumple arresto domiciliario. La tradicional celebración del Día de la Lealtad Peronista tuvo este año un epicentro inusual: San José 1111, en el barrio porteño de Constitución, donde reside la ex presidenta, convertida en figura central de la jornada y símbolo de resistencia para su espacio político.
Desde primeras horas de la tarde, columnas de agrupaciones, sindicatos y organizaciones sociales marcharon desde puntos emblemáticos de la ciudad como Once, Constitución y Retiro, confluyendo en la calle donde la ex mandataria cumple su condena. Banderas de la CGT, ATE, UOM, SMATA y otras organizaciones ondeaban entre cánticos como «Patria sí, colonia no», mientras los militantes aguardaban expectantes la aparición de Cristina en el balcón de su departamento. La espera se extendió hasta pasadas las 18, cuando la ex vicepresidenta finalmente salió a saludar, envuelta en una bandera argentina y acompañada por el fervor de la multitud.
En lugar de un discurso en vivo, Cristina eligió transmitir un mensaje grabado en el que trazó un paralelismo histórico con el 17 de octubre de 1945. Recordó cómo entonces la disyuntiva era «Braden o Perón» y, ochenta años después, la comparó con la situación actual: «Hoy pareciera ser Bessent o Perón», en alusión a Scott Bessent, funcionario estadounidense vinculado a la política económica argentina. Cristina criticó la influencia externa sobre el país y advirtió: «Ayer intentaban imponer un modelo desde la embajada, hoy lo hacen desde el despacho oval en Washington. La soberanía no se negocia».
La ex mandataria también apuntó directamente contra el oficialismo y los aliados internacionales del candidato Javier Milei, afirmando: «Milei ya tiene el voto de Kristalina Georgieva, del embajador Lamelas, de Scott Bessent, de los que fugan, de los que timbean, de los que venden la Patria al mejor postor. Pero lo que ya no tiene es el voto de los trabajadores que no llegan a fin de mes, de las madres que pagan la luz en cuotas, de los jóvenes sin oportunidades ni trabajo, y menos el de los jubilados que buscan vivir con dignidad». Cerró su mensaje con una consigna contundente de cara a las próximas elecciones: «El 26 es Milei o Argentina».
La movilización, cargada de simbología y emoción, tuvo características singulares. En los balcones del edificio se desplegaron flores de papel azules, una bandera con la frase «El amor vence» y una imagen de Cristina como la reina de corazones. Entre los asistentes, se destacó la presencia de figuras del peronismo como la intendenta de Quilmes Mayra Mendoza, el senador Eduardo «Wado» de Pedro, y los candidatos Jorge Taiana, Juan Grabois e Itai Hagman. El gobernador bonaerense Axel Kicillof, tras encabezar un acto en la quinta de San Vicente, también se sumó a la movilización junto a su vice Verónica Magario y otros dirigentes, aunque decidió no ingresar al edificio.
El gran ausente de la jornada fue Máximo Kirchner, hijo de la ex presidenta, quien eligió pasar la fecha en Río Gallegos junto a su familia. Sí lo hizo Guillermo Moreno, quien encabezó una columna de su espacio «Principios y Valores», llevando una imagen de la Virgen de Luján y banderas de Evita y Perón. «La casa de Cristina es el punto de encuentro de todo el peronismo. Es una viuda que está presa, y la Biblia dice que a las viudas hay que cuidarlas», expresó Moreno.
La movilización también atrajo a ciudadanos comunes que se sumaron espontáneamente, como una pareja de recién casados que, aún vestidos de gala, llegó directo del registro civil para expresar su apoyo a la ex mandataria. «Venimos siempre. Lamentablemente es otro 17 de octubre en el que tenemos que pedir por nuestra líder», comentó una militante porteña.
El 17 de octubre de 2025 quedará marcado como una jornada de reafirmación política y fervor militante, con la figura de Cristina Kirchner en el centro de la escena y el peronismo renovando su histórica consigna de lealtad, en la antesala de una elección nacional definitoria.