Ian Watkins, quien fuera la figura central del grupo de rock británico Lostprophets, falleció este sábado 11 en la prisión de Wakefield, tras ser víctima de un ataque mortal. Autoridades penitenciarias confirmaron el hecho, que ocurrió en horas de la mañana y movilizó a la policía de West Yorkshire, quienes declararon fallecido al interno en el lugar. Watkins cumplía una sentencia de 29 años por crímenes sexuales cometidos contra menores, delitos que provocaron indignación internacional y destruyeron su carrera y la reputación de la banda.

La noticia marca el trágico final de una historia que pasó de la gloria a la total ruina. Watkins saltó a la fama como líder de Lostprophets, una banda formada en 1997 en Pontypridd, Gales, que combinó el rock alternativo, el metal y elementos electrónicos para conquistar públicos en ambos lados del Atlántico. En la década de 2000, el grupo vendió millones de discos, con cinco álbumes de estudio y varios éxitos, incluyendo el tema «Last Train Home», que alcanzó el número uno en Estados Unidos y colocó sencillos en el top 10 del Reino Unido.

Sin embargo, la imagen de Watkins y de Lostprophets se derrumbó en 2012, cuando el cantante fue arrestado y acusado de una serie de delitos sexuales de extrema gravedad, entre ellos el intento de violación de un bebé. Su caso recibió amplia cobertura mediática debido a la perturbadora naturaleza de los hechos y al shock generado por la caída de una estrella de la música que había gozado de reconocimiento mundial desde los 20 años.

Tras el juicio y la condena dictada en diciembre de 2013, Des Mannion, jefe nacional del servicio de la policía penitenciaria para Gales, enfatizó el modo en que Watkins se aprovechó de su estatus y fama para manipular y abusar de menores. La sentencia marcó un punto de inflexión no solo para Watkins, sino también para el resto de los integrantes de Lostprophets, quienes decidieron disolver la banda inmediatamente después y comunicaron públicamente su repulsión ante las acciones de su ex compañero.

El resto de los músicos intentó rehacer sus carreras formando el grupo No Devotion, junto al cantante Geoff Rickly, de la banda estadounidense Thursday. Pero el peso del escándalo fue tal que la música de Lostprophets fue retirada de numerosas plataformas, y rara vez se hace referencia al legado de la banda debido a la gravedad de los crímenes cometidos por Watkins. Lo que alguna vez fue una influencia significativa en la escena del rock alternativo británico quedó completamente opacado.

La muerte de Watkins pone fin a una historia marcada por la fama, el abuso de poder y la degradación. El caso sigue siendo un recordatorio del impacto devastador que pueden tener los crímenes cometidos por figuras públicas y el irreversible daño a víctimas y a quienes alguna vez los rodearon. Las autoridades continúan investigando los detalles del ataque que terminó con la vida del ex cantante, mientras el nombre de Lostprophets permanece casi borrado de la memoria colectiva del rock internacional.