En pleno microcentro porteño, Miranda de la Serna abre las puertas de su hogar y de una nueva etapa en su carrera. La joven actriz, hija de reconocidos intérpretes como Rodrigo de la Serna y Erica Rivas, acaba de estrenar «Verano Trippin», una película que protagoniza junto a Zoe Hochbaum. Este film, ópera prima de la barilochense Morena Fernández Quinteros, llega a las salas con la promesa de renovar el panorama del cine argentino y de reflejar las inquietudes de una generación.

La trama sigue a Lena (Hochbaum) y Toni (de la Serna), dos amigas criadas en la Patagonia que sueñan con dejar atrás la rutina y viajar a Europa. Las dificultades económicas las llevan a involucrarse en la venta de drogas, primero de manera inocente, pero a medida que la historia avanza, sus acciones se tornan más riesgosas y peligrosas. Lali Espósito, reconocida figura del pop nacional, sorprende aquí con un papel oscuro y desafiante: interpreta a una dealer que funciona como guía, consejera y, en cierto modo, como una figura casi mística que empuja a las chicas a cruzar límites.

Rodada en los paisajes de Bariloche y en Montevideo, la película explora la rebeldía y la búsqueda de identidad propias de la adolescencia. «Siento que la adolescente que fui estaría feliz de poder contar esta historia», confiesa Miranda, quien destaca la ausencia de adultos responsables en la trama, salvo el personaje interpretado por Ariel Staltieri. «Los adultos son villanos, las dejan solas. La mirada está puesta cien por ciento en ellas y en sus miedos, expectativas y sueños», añade.

La amistad entre las protagonistas no se limita a la ficción. Miranda y Zoe se conocieron en el proceso de preproducción y rápidamente forjaron una relación que, según ellas, fue tan intensa como la de sus personajes. «Desde el primer día nos contamos todo; nació una amistad increíble que lo llenó todo», relata Zoe, quien además de actuar, se desempeña como productora del film. La génesis del proyecto fue espontánea: una idea compartida entre amigas durante unas vacaciones, que terminó por convertirse en el motor de una película diferente, centrada en voces femeninas y con un enfoque poco habitual en el cine nacional.

«Verano Trippin» no solo presenta una historia de crecimiento y desafíos, sino que también se convierte, involuntariamente, en un comentario sobre el presente del cine argentino. El equipo vivió el rodaje en un contexto de incertidumbre para las políticas culturales, un tema que Zoe y Miranda no esquivan. «El cine es mucho más que arte, es fuente de trabajo para muchos. Y, en estos tiempos, hacer o ver cine es casi un acto de resistencia frente al individualismo y al consumo solitario de contenidos», reflexiona Miranda. La directora, Morena Fernández Quinteros, tomó la decisión de eliminar las pantallas de la película: no hay celulares ni tablets, una elección que le da a la obra un tono atemporal y enfatiza el contacto humano y la experiencia compartida.

La participación de Lali Espósito fue otro de los puntos altos del rodaje. «Trabajar con ella fue muy fácil. Hizo un personaje muy distinto a lo que le conocemos y aportó mucho humor y profesionalismo», cuenta Zoe, quien no oculta la admiración por la artista.

Miranda, por su parte, reconoce la influencia de sus padres en su vocación, aunque aclara que construye su propio camino. «Ellos me transmitieron el amor y la necesidad por la actuación, pero tomo lo que necesito de cada uno. También hay algo de rebeldía en querer decidir por mí misma», explica.

De cara al estreno, las protagonistas coinciden en que la película busca generar identificación y dejar huella. «Me gustaría que quienes la vean se sientan tocados por algo de la historia, que salgan del cine distintos a como entraron», dice Miranda. Zoe apuesta a la nostalgia y al valor de compartir la experiencia: «Que por una hora y diez minutos suelten el celular y se sumerjan en otro mundo. El cine es un acto colectivo que no podemos perder».

«Verano Trippin» llega a los cines este jueves, invitando a sumergirse –sin pantallas de por medio– en una historia de amistad, riesgos y autodescubrimiento.