En una época en la que la rotación de jugadores es moneda corriente en el fútbol argentino, Milton Casco se destaca por haber alcanzado una marca poco frecuente: una década ininterrumpida defendiendo los colores de River Plate. El defensor, que arribó al club en septiembre de 2014 proveniente de Newell’s Old Boys por una cifra cercana a los tres millones de dólares, celebró recientemente su décimo aniversario como jugador del Millonario, ingresando así en un grupo selecto de futbolistas longevos en la historia reciente del fútbol nacional.

El 9 de septiembre se cumplieron exactamente diez años desde que Casco firmó su primer contrato con River, en presencia del entonces presidente Rodolfo D’Onofrio, quien recordó en sus redes sociales lo difícil que fue concretar su llegada. «Sos un gran profesional y una gran persona, y con vos y tus compañeros ganamos todo», expresó D’Onofrio en su homenaje virtual. El club también le brindó un reconocimiento simbólico durante un entrenamiento, donde fue felicitado por el cuerpo técnico y sus compañeros.

Casco debutó oficialmente con la camiseta de River apenas unos días después de su arribo, en un Superclásico ante Boca Juniors disputado el 13 de septiembre de 2015. Aquel partido, que terminó en derrota para el equipo de Núñez, marcó el inicio de un ciclo que no estuvo exento de desafíos. Los primeros tiempos para Casco no fueron fáciles: fue objeto de críticas por parte de los hinchas y la prensa debido a su rendimiento. Sin embargo, a base de trabajo y perseverancia, logró revertir su imagen y consolidarse en el plantel.

A lo largo de estos diez años, Casco disputó 311 partidos, anotó cinco goles y brindó 19 asistencias. Su paso por River está signado por los 13 títulos que cosechó, siendo uno de los pilares en la conquista de la Copa Libertadores 2018. Además, se convirtió en el futbolista con más presencias durante la era de Marcelo Gallardo como entrenador. Compañeros y ex compañeros han elogiado su calidad técnica, especialmente su capacidad para controlar el balón con el pecho, considerándolo uno de los jugadores más dotados en ese aspecto.

El caso de Casco es llamativo si se lo compara con la tendencia general del fútbol argentino en el siglo XXI. Pocos futbolistas han logrado permanecer una década o más en un mismo club. Entre los ejemplos más destacados figuran Lautaro Acosta, con 12 años en Lanús tras su regreso en 2013, y Fabián Cubero, quien sumó dos etapas prolongadas en Vélez Sarsfield. En el plano internacional, Lionel Messi sobresale con sus 17 años consecutivos en el Barcelona antes de su traspaso al París Saint-Germain. Ejemplos históricos como Ricardo Bochini en Independiente o Reinaldo Merlo en River, quienes dedicaron toda su carrera a un solo club, son cada vez más escasos.

En la actualidad, Casco, a sus 37 años, ocupa un rol diferente en el plantel de River, siendo habitualmente suplente pero siempre listo para responder cuando es requerido. Su profesionalismo y compromiso lo han convertido en un referente silencioso dentro y fuera del campo de juego y, según sus propias intenciones, planea retirarse vistiendo la camiseta riverplatense.

La historia de Milton Casco en River Plate es la de un futbolista de perfil bajo que, a fuerza de constancia y dedicación, se ganó un lugar privilegiado en la memoria del club, en tiempos donde la permanencia y la lealtad se han vuelto un bien escaso en el mundo del fútbol profesional.