De cara a diciembre, el presidente Javier Milei analiza una serie de cambios en su gabinete, impulsados tanto por necesidades políticas como por la intención de fortalecer su equipo y calmar las disputas internas que sacuden a La Libertad Avanza. La inminente salida de Patricia Bullrich y Luis Petri, quienes deben dejar sus cargos por haberse presentado como candidatos, marca el inicio de una reconfiguración que podría abrir la puerta a nuevas figuras y realineamientos en el oficialismo.
En el centro de las especulaciones se encuentra Santiago Caputo, asesor de confianza de Milei y figura influyente en las sombras del Gobierno. Aunque su presencia en la estructura estatal es hoy formalmente precaria —opera como «consultor nivel II» bajo un contrato con la Secretaría General de la Presidencia—, su peso en la toma de decisiones y su protagonismo reciente en gestiones políticas y financieras han reavivado el debate sobre su formalización en el gabinete.
Caputo, cuyo grupo político —los llamados «celestiales»— fue desplazado de las listas de candidatos en el cierre electoral, perdió terreno en el oficialismo a manos de Karina Milei y su entorno, que incluye a Martín y Lule Menem y Sebastián Pareja. Esta interna quedó expuesta en el reciente acto del Movistar Arena, donde los seguidores de Caputo, identificados con la agrupación bordó, no pudieron exhibir sus símbolos partidarios. Sin embargo, el evento fue interpretado por algunos como un gesto de reconciliación tras la marginación sufrida, revitalizando a Caputo y a su sector.
Su rol como intermediario en las conversaciones para asegurar un salvataje financiero de Estados Unidos y su intervención en las negociaciones con gobernadores para que la reforma de la ley de Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) sea tratada nuevamente en el Senado, reforzaron la idea de que su perfil encajaría en una posición de mayor jerarquía. Integrantes de Las Fuerzas del Cielo, el núcleo duro libertario, ven en Caputo un posible jefe de gabinete a partir de diciembre, aunque su propio deseo de mantenerse como asesor externo le ha permitido evitar obligaciones legales y controles que conlleva un cargo formal.
Las presiones para que Caputo acepte un lugar en el gabinete se multiplican no solo entre militantes y allegados, sino también en reuniones informales con dirigentes y figuras públicas. Sin embargo, fuentes cercanas al consultor aseguran que él se siente cómodo en su actual rol, y que solo consideraría un salto institucional bajo ciertas condiciones, como el alejamiento de los Menem del círculo de poder, un escenario que hoy parece lejano.
La posibilidad de que Caputo asuma un cargo formal ha generado reacciones dentro del propio gabinete. El ministro Guillermo Francos, sin nombrarlo directamente, cuestionó la influencia de actores que no tienen responsabilidades de gestión pero participan activamente en la toma de decisiones, en una crítica que muchos entendieron dirigida a Caputo.
Otro interrogante abierto es la posición de Karina Milei, principal armadora política del oficialismo y hermana del presidente, ante un eventual ascenso del consultor. Las diferencias entre ambos sectores no se reducen a cuestiones personales, sino que reflejan dos modos distintos de concebir la construcción política y la estrategia electoral. Mientras Karina apuesta por consolidar el partido y mantener el control, Caputo representa una visión más orientada al acuerdo y la negociación con otros espacios.
El desenlace de este pulso interno podría definirse tras las elecciones legislativas, cuyos resultados serán clave para determinar el rumbo del Ejecutivo y el equilibrio de fuerzas dentro de La Libertad Avanza. Hasta entonces, las agrupaciones internas se preparan para nuevos actos y muestras de poder, como el encuentro previsto por Las Fuerzas del Cielo después de los comicios, con la intención de exhibir fortaleza y reclamar mayor protagonismo en la estructura gubernamental.
Mientras Milei medita los movimientos que determinarán el futuro de su administración, la expectativa crece en torno a la posible incorporación de Caputo y al reacomodamiento de los actores centrales del oficialismo, en un escenario donde las alianzas y las disputas internas serán determinantes para la gobernabilidad en los próximos meses.


