El escenario político argentino experimenta una sacudida de proporciones tras la dura derrota electoral que sufrió el oficialismo el pasado 7 de septiembre en Buenos Aires. Mientras el presidente Javier Milei intenta recalibrar su estrategia, surgen cuestionamientos sobre la autenticidad de su cambio de actitud, en medio de una gestión que parece moverse al ritmo de los mercados y carece de una conducción política clara.

El filósofo Santiago Kovadloff aportó una mirada crítica al señalar que el viraje en los modales de Milei podría interpretarse como una señal de desorientación más que de liderazgo, especialmente tras el revés electoral. Esta percepción se refuerza con las dificultades que enfrenta el Gobierno para imponer una narrativa efectiva y sostener la confianza social, dos pilares que se resquebrajaron desde aquel domingo fatídico de septiembre.

Decisiones económicas a contramano del mercado

La administración libertaria ha quedado, en varias ocasiones, reaccionando de manera improvisada ante las señales de los mercados. Ejemplo de esto fueron los ajustes recientes en el cepo cambiario y la decisión de liberar retenciones al agro por apenas tres días con el objetivo de reunir urgentes US$ 7 mil millones. Estas movidas han sembrado dudas sobre la capacidad de Milei, reconocido economista, para anticipar y conducir la agenda económica. A esto se suma la pregunta de cuánto margen de autonomía tiene el ministro Luis Caputo entre el desconcierto reinante.

El respaldo externo: ¿solución o riesgo?

Frente a las dificultades internas, el Gobierno ha encontrado un refugio en el apoyo explícito que llega desde Washington. El líder republicano Donald Trump y el secretario del Tesoro, Scott Bessent, han manifestado públicamente su respaldo a Milei. Sin embargo, la ayuda estadounidense enfrenta obstáculos: desde la oposición demócrata en EE.UU., que exige frenar la asistencia, hasta las quejas de agricultores por los aranceles impuestos por Trump. Incluso dentro del Partido Republicano crecen las voces que señalan que el rescate argentino contradice el discurso de “América First”.

En este clima de incertidumbre, Bessent ha matizado sus mensajes, y aunque promete que EE.UU. “hará lo necesario” por la Argentina, aclara que la ayuda se limitaría a un swap de monedas y no a una inyección directa de fondos. Además, condiciona la asistencia a los resultados de las próximas elecciones, una variable inquietante para Milei y Caputo, que necesitan el apoyo antes de los comicios.

Alianzas frágiles y disputas internas

En el plano político, los intentos de construir consensos han tropezado con resistencias. El expresidente Mauricio Macri ha tenido contactos con Milei, dispuesto a discutir ciertas concesiones para robustecer la gestión, pero sin comprometerse activamente en la campaña. Por otro lado, gobernadores de provincias clave como Córdoba, Santa Fe y Chubut han rechazado cualquier acercamiento hasta después de las elecciones, llegando incluso a acusar a Milei de conducir al país “al abismo”.

La incertidumbre también golpea en el principal distrito electoral: la provincia de Buenos Aires. Allí, el oficialismo busca reducir la brecha de 13 puntos que el kirchnerismo logró en septiembre, una diferencia que, según la consultora ARESCO, se habría achicado a 9 puntos, pero sigue representando un desafío mayúsculo.

El escándalo Espert y sus derivaciones

Un capítulo aparte lo constituye el caso de José Luis Espert, primer candidato a diputado en Buenos Aires, cuya campaña se ha visto envuelta en sospechas por sus vínculos con Fred Machado, un argentino reclamado por Estados Unidos por narcotráfico. La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, se ha distanciado del escándalo, pidiendo explicaciones públicas a Espert, quien terminó reconociendo el cobro de US$ 200 mil por una asesoría a una empresa que perteneció a Machado y está bajo investigación en EE.UU.

Lejos de ceder, Milei optó por ocultar a Espert en actos clave de campaña, evidenciando el impacto negativo que el episodio podría tener en el electorado, especialmente cuando aún resuenan denuncias previas de corrupción en la Agencia Nacional de Discapacidad y por el manejo de criptoactivos.

El empecinamiento presidencial con Espert alimenta las dudas sobre el rumbo y la solidez de la conducción oficialista. En este clima, la sociedad parece más preocupada por la recesión económica —admitida por el propio presidente— y por el deterioro de los ingresos, que por los gestos externos o las maniobras de último momento.

Con una campaña signada por la incertidumbre, apoyos externos condicionados y escándalos internos sin resolver, el futuro inmediato de Milei y La Libertad Avanza se presenta tan volátil como el clima político y social de la Argentina actual.