San Lorenzo de Almagro atraviesa una nueva etapa de fuertes disputas internas, luego del regreso de Marcelo Moretti a la presidencia del club. Apostado en el palco oficial del Nuevo Gasómetro, Moretti ha retomado el control de la gestión, mientras una parte significativa de la Comisión Directiva objeta la legalidad de su retorno y le disputa la autoridad para tomar decisiones fundamentales.
El escenario actual encuentra a San Lorenzo sumido en un clima de división. Moretti, que había solicitado una licencia como presidente, volvió a sus funciones plenas hace pocos días y de inmediato puso en marcha una serie de cambios. Entre las medidas más resonantes figura la reestructuración del fútbol juvenil, con la llegada de Walter Perazzo y Gabriel Martínez Poch. Sin embargo, la mayoría de los directivos que se oponen a su vuelta sostienen que su reincorporación no está avalada formalmente por la Comisión Directiva, como exige el estatuto del club.
El punto de conflicto gira en torno al artículo 62 del estatuto de San Lorenzo, especialmente su inciso ‘d’. Este artículo indica que la Comisión Directiva tiene la facultad de conceder licencias y permisos a sus miembros, pero las interpretaciones difieren. Mientras Moretti y su entorno entienden que el estatuto no requiere de un acto formal para levantar la licencia, sus opositores sostienen que, dado que la suya fue otorgada por tiempo indeterminado, solo la Comisión Directiva puede aprobar su regreso.
Esta disputa legal ha motivado posturas enfrentadas dentro de la estructura dirigencial. “Considero que Moretti no está en funciones, por lo tanto, todo lo actuado en estos días es nulo”, explicó Martín Cigna, quien recientemente renunció a la secretaría del club. Según Cigna, cualquier contratación o decisión tomada por Moretti carece de validez hasta que la Comisión Directiva trate formalmente el levantamiento de su licencia.
En la misma línea, Leandro Chizzini, presidente del Tribunal de Ética azulgrana, advirtió públicamente que Moretti no tiene representación legal para comprometer al club si la Comisión Directiva no aprueba su regreso. “Todo lo que firme es nulo. Quien suscriba con él actúa por desconocimiento del Estatuto o por malicia”, expresó Chizzini en sus redes sociales. Christian Evangelista, vocal opositor, se sumó al reclamo e intimó a Moretti a través de una carta documento a no tomar decisiones hasta tanto su retorno sea aprobado en una reunión directiva.
Mientras tanto, Moretti avanza en la gestión diaria con el apoyo de un pequeño grupo de directivos, entre quienes figura Néstor Ortigoza, con quien recompuso la relación tras una dura interna. En contraste, el resto de la dirigencia mantiene sus bancas pero desconoce las decisiones adoptadas por el presidente y su círculo cercano.
El enfrentamiento se refleja también en el funcionamiento cotidiano del club. Moretti desplazó al responsable de prensa que no le respondía y nombró a otra persona en el cargo. Como resultado, las redes oficiales del club no anunciaron la incorporación de Perazzo, mientras que, en una jugada opuesta, se difundió una foto del director deportivo Carlos Sánchez junto a Damián Ayude, en aparente rechazo al nombramiento de Angel Bernuncio dispuesto por Moretti para ese mismo puesto.
La fragmentación dirigencial tiene como principales afectados a los hinchas, que observan cómo la interna se profundiza y repercute en la vida institucional de San Lorenzo. Las diferencias parecen, por ahora, irreconciliables y el futuro del club permanece atado a la resolución de este conflicto estatutario y político, que suma un nuevo capítulo a la historia reciente de turbulencias en Boedo.


