En un movimiento que sorprendió al escenario político argentino, Manuel Adorni fue designado como nuevo jefe de Gabinete tras la renuncia de Guillermo Francos. Su nombramiento, anunciado oficialmente el viernes por la noche, lo convierte en la figura más influyente dentro del gabinete nacional del presidente Javier Milei, ratificando la confianza plena que Karina Milei, secretaria general de la Presidencia, ha depositado en él.
Adorni, quien hasta ahora se desempeñaba como vocero presidencial, accede así al cargo de mayor relevancia en el organigrama del Ejecutivo, apenas siete meses después de haber asumido como portavoz el 10 de diciembre de 2023. Su rápida escalada lo llevó a esquivar el paso por la Legislatura porteña, donde había obtenido una banca en las elecciones de mayo encabezando la lista de La Libertad Avanza. Ahora, ese lugar será ocupado por Tomás Kohen, referente libertario de la Comuna 7 de la Ciudad de Buenos Aires.
El nuevo jefe de Gabinete llega con el objetivo declarado de profundizar las reformas estructurales impulsadas por el gobierno. Así lo comunicó en su primer mensaje público tras su designación, remarcando el respaldo de Javier Milei y su hermana Karina, pilares de la conducción libertaria.
El recorrido de Adorni hasta llegar a este punto tiene matices singulares. Licenciado en Economía por la Universidad Nacional de La Plata y contador público por la UADE, su vínculo con el universo libertario se forjó primero en las redes sociales, donde supo ganar visibilidad y acercarse al entorno de Milei. Su pasado reciente incluye roles como conductor radial en Radio Rivadavia y columnista en el programa de Cristina Pérez, actual esposa del ministro de Defensa Luis Petri.
La afinidad ideológica entre Adorni y Milei no es reciente. Antes de la campaña electoral, el ahora jefe de Gabinete fue quien escribió el prólogo del libro del presidente, “El fin de la inflación”. Ese contacto temprano derivó en numerosas entrevistas y la construcción de una relación de confianza que luego se extendió a Karina Milei, considerada una de las figuras clave del oficialismo.
Su gestión como vocero presidencial lo posicionó como uno de los principales arquitectos de la estrategia comunicacional del gobierno. Las conferencias matutinas desde Casa Rosada no solo sirvieron para instalar los temas de la llamada «batalla cultural», sino también para marcar la agenda mediática y desviar el foco en los momentos más delicados, como el polémico cambio de nombre del ex Centro Cultural Kirchner.
No exento de controversias, Adorni enfrentó cuestionamientos cuando se conoció que su hermano, Francisco Jorge Adorni, había sido designado asesor en el Ministerio de Defensa. El funcionario aclaró públicamente que su familiar ya llevaba más de dos décadas trabajando en la administración pública, intentando despejar sospechas sobre posibles irregularidades.
El cambio de roles en el Ejecutivo también trajo modificaciones en el área de comunicación: Javier Lanari será quien asuma el atril como nuevo vocero presidencial. El propio Francos, en su carta de renuncia, hizo referencia a los persistentes rumores sobre el inminente ascenso de Adorni, algo que ya se comentaba con fuerza dentro de las filas libertarias.
La designación de Adorni responde, según el comunicado oficial, a la necesidad de renovar el diálogo político y dar impulso a una nueva etapa de gobierno, centrada en las reformas estructurales tras las recientes elecciones. En su mensaje de aceptación, el flamante jefe de Gabinete agradeció a Milei, a Karina y a todo el equipo ministerial, asumiendo el compromiso de continuar el camino iniciado por Francos en busca de una “Argentina grande y próspera”.
Así, Manuel Adorni se transforma en el protagonista indiscutido de la nueva etapa del gobierno libertario, con la difícil tarea de coordinar a los ministros y profundizar el programa de reformas en un contexto político desafiante.


