En una jornada cargada de emoción, el Club Atlético Lanús homenajeó a Miguel Ángel Russo, el histórico entrenador que falleció el pasado 8 de octubre a los 69 años, tras una prolongada lucha de ocho años contra el cáncer de vejiga y próstata. El estadio del sur del conurbano bonaerense se vistió de recuerdos y gratitud para conmemorar a quien marcó un antes y un después en la historia granate.
Russo inició su camino como director técnico en Lanús durante la temporada 1988/89, en la entonces B Nacional. Desde el inicio, mostró un compromiso inquebrantable que lo llevó a conseguir el ansiado ascenso a la Primera División. Sin embargo, la experiencia en la máxima categoría se vio interrumpida con el descenso en la campaña 1990/91. Pese al golpe, Russo decidió quedarse y emprendió un nuevo desafío: volver a ubicar al club en la elite del fútbol argentino, logro que alcanzó en la temporada 1991/92.
Desde ese segundo ascenso, Lanús no volvió a abandonar la Primera División, un hecho que consolidó a Russo como una figura central en el crecimiento deportivo de la institución. Su paso por el club no solo se midió en resultados, sino en la huella de trabajo, compromiso y profesionalismo que dejó en cada rincón de la entidad. Tras dos temporadas más al mando del primer equipo, Russo siguió su camino en Estudiantes de La Plata, pero su legado en Lanús ya era imborrable.
La ceremonia de homenaje contó con la presencia de la familia del entrenador: su esposa, Mónica Crovara, y sus hijos, Nacho y Natalia. El propio Nacho, actual futbolista de Tigre, estuvo junto a su madre y hermana recibiendo el cariño de la gente granate. El club les brindó un lugar destacado en el estadio y proyectó en la pantalla gigante un emotivo video que repasó algunas de las frases más recordadas de Russo sobre su vínculo con Lanús y su incansable espíritu de superación.
El homenaje no se limitó a la familia. Numerosos futbolistas que compartieron vestuario y vivencias bajo el mando de Russo se hicieron presentes. Entre los más destacados estuvieron miembros del plantel que logró el ascenso en 1992, como Héctor Enrique, Ricardo Kuzemka y Marcelo Ojeda, así como otros jugadores dirigidos por el entrenador a lo largo de su ciclo: Gabriel Ramón, Juan Fernández D’Alesio, Julián Kmet, el Rengo Díaz y Gastón Esmerado, entre otros.
Minutos antes de comenzar el partido que enfrentó al equipo dirigido por Mauricio Pellegrino frente a Godoy Cruz, el estadio completo se unió en un sentido aplauso y un respetuoso minuto de silencio, demostrando la profunda huella que Russo dejó en la comunidad granate. «Miguel Ángel Russo siempre representará el trabajo, el compromiso y un legado imperdurable», expresaron desde el club a través de sus redes sociales, subrayando el impacto que tuvo el entrenador en la transformación y consolidación de Lanús como un equipo protagonista de la máxima categoría.
La memoria de Miguel Ángel Russo sigue viva en el corazón del club y de sus hinchas. Cada triunfo y cada paso adelante de Lanús en el fútbol argentino lleva, de alguna manera, el sello de aquel técnico que nunca bajó los brazos y que forjó una historia de esfuerzo y superación. El homenaje realizado es apenas una muestra del cariño y el respeto que la institución y su gente sienten por uno de los grandes artífices de su presente.


