La embajada de Rusia en Argentina rechazó de manera contundente las declaraciones de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, quien había insinuado la presencia de agentes de inteligencia rusos vinculados a la filtración de audios grabados en la Casa Rosada. En dichos audios, apareció involucrada Karina Milei, hermana del presidente Javier Milei, en medio de acusaciones de supuestas coimas junto a Martín y Eduardo ‘Lule’ Menem.
El conflicto se desató luego de que Bullrich, en una serie de declaraciones públicas y entrevistas radiales, señalara que la filtración de las grabaciones podría tener una finalidad política y electoral. Incluso, la ministra sugirió la posible intervención de servicios secretos de Venezuela, y calificó como «inédito e increíble» que se produjeran grabaciones dentro de la sede del Poder Ejecutivo.
En respuesta, la sede diplomática rusa, dirigida por el embajador Dmitry Feoktistov, envió un comunicado a medios nacionales en el que calificó de «infundadas y falsas» las declaraciones de Bullrich. «El deseo de ver ‘espías rusos’ en cada esquina es irracional y destructivo», expresó la embajada, que además lamentó que Rusia vuelva a ser mencionada en tono negativo en el marco de un escándalo político de alto impacto mediático en Argentina.
El comunicado oficial, difundido este martes, subrayó que las acusaciones carecen de pruebas y que sólo se han presentado suposiciones públicas sobre la supuesta intervención de servicios de inteligencia rusos y venezolanos en la grabación de conversaciones en la Casa Rosada, con el supuesto objetivo de desestabilizar al Gobierno. «No se han aportado ningunas pruebas al respecto», insistieron desde la representación rusa.
Además, el mensaje diplomático remarcó la voluntad permanente de Rusia de promover una cooperación «equitativa y mutuamente respetuosa» con Argentina, en el marco de una asociación estratégica integral basada en la amistad entre ambos pueblos.
Bullrich, por su parte, había sorprendido al anunciar la posibilidad de allanar los domicilios de los periodistas que difundieron en primer término los audios del funcionario Diego Spagnuolo, aunque luego desmintió esa medida. Paralelamente, la Justicia dictó un bozal judicial que impide la emisión de los audios en cuestión.
La polémica volvió a poner en primer plano la sensibilidad de la seguridad institucional y las relaciones internacionales de Argentina. Mientras la ministra sostiene la gravedad de las filtraciones, la embajada rusa subraya la falta de pruebas y llama a evitar especulaciones que puedan dañar la relación bilateral.
Por el momento, el Gobierno argentino no ha presentado evidencias que respalden la acusación contra Rusia o Venezuela. En tanto, el escándalo político y mediático continúa en desarrollo, en un contexto marcado por la desconfianza y el cruce de versiones entre funcionarios argentinos y representantes extranjeros.


