En la jornada del domingo, Independiente y San Lorenzo protagonizaron un clásico atravesado por las urgencias y las crisis propias de ambos clubes, que buscaban un triunfo que les permitiera tomar impulso en lo que resta del Torneo Clausura. El encuentro, disputado en el estadio Libertadores de América, terminó igualado 1-1 y dejó gusto a poco para los dos equipos, que venían necesitados de una victoria.
El partido estuvo teñido por el contexto complejo de ambos clubes. Por el lado del conjunto de Avellaneda, la atención estuvo puesta en la presencia de Gustavo Quinteros, el flamante entrenador del ‘Rojo’, quien aún no asumió formalmente el cargo pero ya empezó a palpitar el clima de un plantel que necesita un cambio de rumbo. Su llegada genera expectativas en una hinchada impaciente que, sin embargo, volvió a manifestar su descontento durante el partido.
San Lorenzo, por su parte, también atraviesa un momento difícil. El equipo venía urgido de sumar puntos y, en ese marco, intentó imponer su juego desde el inicio. La apertura del marcador llegó rápidamente gracias a un contragolpe efectivo. Alexis Cuello lideró la jugada y habilitó a Facundo Gulil, un juvenil que no desaprovechó la oportunidad: se acomodó en el área y definió con la zurda, colocando la pelota junto al palo. El gol desató el festejo de los hinchas visitantes y la bronca de la parcialidad local, que veía cómo su equipo volvía a quedar en desventaja en casa.
Lejos de encontrar respuestas futbolísticas, Independiente mostró poco en ofensiva durante la primera parte. El equipo no lograba hilvanar jugadas peligrosas y parecía atado por sus propias limitaciones. Sin embargo, el empate llegó de una manera inesperada y fortuita. Un córner ejecutado por Santiago Montiel fue cerrado hacia el primer palo y, en el afán de despejar, Tripichio terminó cabeceando contra su propio arco tras un forcejeo con Marcone. El insólito blooper puso el 1-1 en el marcador y le dio algo de alivio a los locales, aunque no alcanzó para cambiar la imagen de un equipo que sigue buscando su identidad.
El resto del encuentro transcurrió sin grandes emociones. Ambos equipos mostraron síntomas de la crisis que atraviesan: Independiente, sin una idea clara de juego, y San Lorenzo, con dificultades para sostener la iniciativa tras el empate. Las oportunidades de gol fueron escasas y la tensión se trasladó a las tribunas, donde los hinchas de ambos clubes volvieron a expresar su frustración.
Con este resultado, ni Independiente ni San Lorenzo logran despegarse del delicado momento que enfrentan en el Torneo Clausura. El empate deja a ambos con la misma cantidad de interrogantes que traían antes del partido, y la esperanza de que la llegada de Quinteros pueda marcar un punto de inflexión para el ‘Rojo’. Por ahora, el clásico sirvió solo para prolongar la espera y renovar las expectativas de cara a lo que viene.


