La eliminación de Racing de la Copa Libertadores dejó una huella profunda en el ánimo de Gustavo Costas. El entrenador, visiblemente afectado tras la derrota ante Flamengo, no pudo contener las lágrimas en el vestuario y su voz quebrada en la conferencia de prensa reflejó el peso de la frustración. Costas, que desde niño soñó con levantar el trofeo continental con la Academia, siente que dejó una promesa incumplida y que su ciclo podría estar llegando a un momento clave.

Después de perder en Río de Janeiro, Costas mantuvo la esperanza y se jugó a fondo. «Vamos a ir a Lima», había asegurado en referencia a la final. Sin embargo, el sueño quedó trunco, y ahora el horizonte inmediato indica tres fechas restantes en el Torneo Clausura: el objetivo es clasificar a los playoffs, pelear por el título local y asegurar un lugar en la próxima competencia internacional. Pero la gran incógnita es si el técnico continuará al frente del equipo el próximo año.

Fuentes cercanas al entrenador aseguran que la pasión de Costas por Racing muchas veces supera la lógica. Algunos en su entorno le aconsejaron que lo mejor sería dar un paso al costado al finalizar su contrato, cerrando su ciclo con dos títulos internacionales, una semifinal de Libertadores y la puerta abierta para un posible retorno futuro. Por el momento, Costas no tomó ninguna decisión y pasó el día posterior a la eliminación aislado en su casa, atravesando un evidente duelo futbolístico. «Defraudé a mi gente», admitió, asumiendo la responsabilidad de no haber logrado el título más ansiado en seis décadas.

En su análisis, Costas identificó varios factores que jugaron en contra. La salida de Maximiliano Salas fue un golpe difícil de compensar, y la falta de refuerzos de jerarquía, pese a que la secretaría técnica trajo jugadores con su aval, terminó pesando. Además, la negativa dirigencial de incorporar a Sebastián Villa —debido a su situación judicial— sumó dificultades. En ese contexto, las incorporaciones de Adrián Balboa, Tomás Conechny y Duvan Vergara no cumplieron con las expectativas y el aporte fue menor al esperado.

Desde la dirigencia del club, en cambio, no consideran la salida del entrenador y planean ofrecerle la renovación, siempre y cuando él desee continuar. Los directivos valoran positivamente el ciclo, sobre todo considerando el abismo presupuestario con rivales como Flamengo, cuyo plantel es diez veces más caro que el de Racing. «El mercado no te aseguraba nada y tampoco se podía hipotecar el club», explicaron. Además, las lesiones fueron una pesadilla para el plantel: 47 bajas en 48 partidos jugaron en contra de la continuidad y el rendimiento.

El presidente Diego Milito también se pronunció tras la eliminación, con un mensaje de aliento y gratitud en redes sociales. «Estoy muy orgulloso de Racing, de nuestro equipo y de nuestra gente. Los hinchas acompañaron y alentaron toda la Copa con un comportamiento ejemplar. Volvimos a ser protagonistas de América después de mucho tiempo», expresó, y prometió dejar todo para que Racing siga en lo más alto.

La relación entre Milito y Costas, que en el pasado tuvo sus diferencias, hoy es más cercana. El presidente respaldó al técnico, sobre todo tras la consagración en la Sudamericana y la Recopa. El futuro inmediato depende de una charla clave entre ambos, pero la decisión final recaerá sobre Costas, el entrenador que devolvió la mística y el sentido de pertenencia al club de Avellaneda.